QUEDATE EN CASA: NOS RE ENCONTRAMOS EN FAMILIA
Una crisis mundial llegó
en forma de virus, una pandemia amenaza directamente la salud integral de la
humanidad. Un nuevo virus sumamente fácil de propagarse con sus consecuencias
en la vida de todos y todas. Las indicaciones de los organismos competentes
como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y nuestra máxima autoridad en
salud el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) han orientado
quedarnos en casa. Cuarentena social como única forma de protegernos.
Quedarnos en casa sin salir durante un tiempo que puede ser largo, más de lo que creemos, puede originar varias cosas. Pasar un rato en casa con todos los miembros de la familia puede ser placentero pero también esa convivencia permanente y sin descanso puede generar algunos roces, descontrol, desequilibrios individuales y de relaciones. Para poder evitar aquellas que no nos gustan y para mantener el ambiente en control dentro de nuestro hogar hay algunas cosas que considerar.
Los venezolanos y
venezolanas somos “pata caliente” y el no poder salir cuando estemos aburridos,
cansados, bravos, o simplemente cuando nos dé la gana puede generar estrés. Es
muy importante que entendamos la situación.
En el caso de los niños y niñas, eso de no poder ir a la
escuela, al parque, a la calle, a casa de los amigos, a jugar con los amigos
debe entenderse bien. En primer lugar porque cuando eso sucede generalmente, o
es por castigo de algo que no les gustó a los padres, o es porque estamos de
vacaciones y ahora ni una cosa ni la otra. El no cumplir con la rutina diaria
los desestructura, y eso puede generar inquietud, irritabilidad, más actividad,
o cualquier otra conducta que no es la habitual o es más frecuente de la
acostumbrada. También puede ocurrir que los niños y niñas hayan escuchado algo
del virus y el miedo propio de lo que se entiende o se oye se haga notar. Si
los niños y niñas preguntan es el momento perfecto para explicárselo de tal
forma que no genere más miedo, esto significa mostrar que si nos cuidamos y
hacemos lo que debemos hacer (lavarse las manos, no salir, etc) nada debería
ocurrirles. En algunos casos puede ocurrir que no pregunten con palabras pero
si con algunas manifestaciones
particulares, por ejemplo cambio de conductas,
pesadillas, problemas en el sueño, alimentación. Debemos comprender y
apoyar para disminuir ese miedo. Para evitar eso debemos estructurar una
rutina, las actividades de alimentación, sueño, higiene, deben mantenerse, y
diseñar los momentos de actividades pedagógicas o de aprendizaje, otro momento
de juegos y entretenimiento individual o entre los niños y otro asistido por
los mayores.
En el caso de los adolescentes también se pueden mostrar afectados,
ya que sus actividades sociales se ven coartadas y muy limitadas a las redes
sociales, lo cual es ya de por sí dañino, pues
existen muchos temas cuyo mensaje es también perjudicial pues refuerzan
valores, acciones o conductas de riesgo para el desarrollo integral de estos
jóvenes. El mantenerse en casa y muchas
veces en espacios reducidos podrá generar conductas de confrontación y de estrés,
aumentando considerablemente el clima de tensión familiar. Es muy importante que los y las adolescentes,
se informen adecuadamente con material calificado por la OMS, sentarse a hablar
en familia, padres e hijos y explicar la situación, las dudas y emociones que
esto genera. Los y las adolescentes tienen el momento para hacer cosas que
generalmente lo logran hacer por la rutina regular, es el momento de poner al día las materias,
buscar información de los temas de interés, juegos, películas, música organizarlos
y tenerlos a mano. Diseñar su propia rutina diaria coordinada con la del resto
de la familia. Aprender algo que nunca tienen tiempo y que les ocasiona placer.
En situación similar
están los jóvenes de las universidades, aprovechar el tiempo para trabajos a
distancia, avanzar en objetivos curriculares, avanzar en temas de interés y
apoyar a la familia desde su rol de adulto. Aportar desde sus saberes ser co
responsables con los otros y disfrutar el momento de intimidad personal y
familiar.
Los adultos mayores son un
aspecto de gran importancia, primero por ser los de mayor riesgo de
letalidad a causa del coronavirus sino
porque puede que no entiendan bien las medidas orientadas, su experiencia anterior no se
parece en nada a lo que estamos viviendo
y sus costumbres están muy arraigadas, esto hace que en muchos casos sea
difícil de internalizar las nuevas acciones y precauciones. Debemos estar
alertas y asegurarnos que se cumplan los cuidos. Este momento es ideal para
atenderlos con amor, responsabilidad, respeto y dedicación. La música, el
dibujo, los juegos de mesa con los abuelos y abuelas y con otros miembros de la
familia permite re vincularnos en el apoyo mutuo.
En líneas generales estar
en casa nos permite retomar algunas actividades familiares para disfrutar de lo
íntimo, de lo personal y de lo familiar.
Es la oportunidad para re vincularnos, re articular las actividades de forma
amorosa y responsable. Leer cuentos, juegos de mesa, construir juntos la limpieza
de cada espacio, sentirnos protegidos. Compartir las experiencias, hacer lo
pendiente, esa lista que nunca se termina de ejecutar y que hacerlo nos
fortalece. Fortalecer lo que somos como personas y como familia.
El venezolano y la
venezolana además de ser “pata caliente” también sabe cuándo es momento de resguardarse,
muchas veces nos quedamos en casa como espacio de seguridad y confianza, si el
ambiente está raro nos quedamos en casa, en esta ocasión lo debemos hacer con
conciencia y creatividad, no es un “sálvese quien pueda”
individual, esto es cuidándonos a nosotros cuidamos de todos. Es estar claro
que si nos ocupamos de nosotros nos ocupamos de los otros. Todos y todas somos
necesarios para cuidarnos.
Hemos demostrado nuestra
creatividad, solidaridad y resistencia. Con disciplina, responsabilidad y
consciencia del momento histórico saldremos adelante.
Ovilia
Suárez Faillace
Psicóloga
del Desarrollo Humano
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