DE LA IRRITACIÓN.




Si hay algo que ensombrece la vida familiar  y le resta alegría al estar juntos es la rabia, la irritación, el silencio y la mala cara. Y en cuarentena es difícil salir de la casa dando un portazo, y regresar molesto aún y sintiéndose muy mal.
¿Estás irritado? ¿Estás irritada? ¿Puedes reconocer que tienes reacciones desmedidas ante las frustraciones y decepciones? Si es así, puedes entonces detenerte a pensar  ¿qué es lo que te lleva al resentimiento  y a esfuerzos en la vida diaria tan desprovisto de alegría?. Cuantas veces no habrás exclamado: Estoy harto de…!; esta gente, qué fastidio!; Quiero salir corriendo.. ! Cómo pueden ser tan desconsiderados, los perros y los vecinos con ese ruido! Qué se han creído? Que la gente no duerme?.

Por supuesto una o uno está convencido  de que son las acciones estúpidas y egoístas de los otros lo que producen esta irritación. El otro, la otra, los otros son los causantes de toda la rabia. Pero la verdad es que uno es quien se generó toda la rabia que experimenta. Es razonable pensar  hay muchos acontecimientos  y situaciones  negativas,  originadas en la conducta de otros o sencillamente porque algo no funciona, o funciona mal cuando está en la calle. Pero también dentro de casa.   Pero sus sentimientos  respecto a estas situaciones  se derivan de la interpretación que una  les da. El cajero no funciona no porque no funciona para usted, es que no funciona y punto. El niño, después que le leyó un cuento y se durmió y uno  piensa dedicarse a otra cosa,  entonces, el niño se levanta, abre la puerta y sale riéndose. Dirá para sus adentros, o le gritará,  “Qué fastidio, este niño no me da un minuto de descanso! 

Cuando estas situaciones se acumulan, uno o una  estalla impulsivamente y eso se volverá en su contra. Aunque se sienta objeto de algún agravio tendría que pensar si le conviene irritarse por eso.  Muchas veces esta irritación,  que  considera una respuesta válida ante todo lo que le pasa,  si la mira bien, es la consecuencia de alguna  distorsión de la realidad.

De dónde se deriva esta distorsión de la realidad? David Burns en su libro Sentirse bien tiene una respuesta: proviene a veces del estar etiquetando: “¿Fulano? En  el fondo, él es malo” ; “¡Fulana, es injusta y envidiosa!. Otras veces proviene del  vivir interpretando, adivinando lo que el otro o la otra piensa: “No me acompañó a la compra,  es que no me ama, aunque en realidad  el marido tenía  que terminar un trabajo y no se lo había dicho. Otras  de las distorsiones que producen irritación es la de exagerar la importancia de los sucesos o comportamientos de los otros, y por último, es juzgar la conducta  de los otros pasándola  por el filo de una frase : “debería hacer tal o cual cosa” , “ esto no debería haber sucedido!, que mujer tan  estúpida”!.

Evidentemente, no se puede estar en todo momento y durante todo el transcurrir de la vida con la cabeza fría, pero si aprendemos algo de estos momentos, cuando la cuarentena nos da tiempo, al menos un poquito de tiempo, para pensar en nosotros mismos, puede que aprendamos a reemplazar estos pensamientos distorsionados por otros  más cercanos a la realidad del momento y lograremos actuar con menos impulsividad  ganando en  buen humor y permitiendo a los otros  que también cambien   la conducta que a Ud.  le trajo tanto malestar. Se trata, en fin, de saber convivir para vivir.

María Antonieta Izaguirre
Psicóloga-Psicoanalista

 




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