CAPRILES Y SIRIA

Leí la opinión de alguien en internet sobre los twitter de Capriles y el tema de Siria: “populismo de la más baja calidad, igual que su mentalidad”. Y no le falta razón, con todo respeto, a este alguien: comparar  las situaciones de violencia que se viven en nuestro país con la guerra que hay en Siria, es populismo bien barato, es manipular la razón y la emoción de los venezolanos desde lo más cotidiano, igualando dos realidades que son distintas, por las cuales hay que preocuparse y levantar la voz, por ambas, pero no anulando una por otra.

Aunque Capriles no quiera reconocerlo, la violencia en nuestro país es una terrible herencia  de muchos años de olvidar las causas que la originan: la desigualdad social, la opresión de una clase económica y políticamente poderosa sobre otra: los pobres.  Y su populismo barato no le permite reconocer lo que no hicieron sus ascendentes políticos con los que él comulga estrechamente: que este Gobierno, desde 1999, se ha ocupado de los más pobres, visibilizándoles, creando condiciones para una vida digna y con justicia social, este Gobierno revolucionario y chavista ha hecho posible que tengan poder popular. Y todavía falta mucho más por construir en esta Patria nueva que se está levantando.

La violencia en Siria tiene un componente económico, político e imperial: el interés de los Estados Unidos y de Francia por el petróleo kurdo y el rechazo a un gobierno de izquierda que pueda desestabilizar al gobierno títere que montaron en Irak después de la invasión en el año 2003, y también a su gobierno aliado de Turquía. Pero no solo eso, también hay que comprender muchos aspectos de la historia política de Siria y de la región árabe para tener una idea más clara de lo que está sucediendo.

Cuando Capriles tuitea que hay que castigar a los regímenes (habría que preguntarle si pensaba igual mientras estuvo vigente en Chile el régimen de la cruenta dictadura de Pinochet, a la que apoyaron personajes con los cuales él y miembros de su agrupación política se han reunido en estos tiempos) y que las organizaciones internacionales tienen que funcionar en situaciones de crisis o reinventarse, pues está avalando la supuesta intervención humanitaria que propone Obama a través de un ataque militar -¿dónde habrá guardado Barack el premio nobel de la paz? Ahí Capriles ya no piensa en las implicaciones que tiene una acción de este tipo ni en una posible guerra mundial que podría desatarse. Y al igual que Obama, desconoce a las organizaciones internacionales como la ONU, que está en plena investigación sobre un aparente ataque con armas químicas por parte del gobierno sirio, acusación ésta que repetidas veces ha manifestado Obama en el pasado para poder justificar la intervención imperialista.

La solidaridad con nuestros hermanos sirios no descarta la solidaridad con las familias que han perdido a un ser querido a manos de la violencia en nuestro país. Pero eso no lo comprende Capriles. Su concepto de solidaridad es bien restringido. Y su análisis político también.

Berta Barrios
Psicóloga educativa
04 septiembre de 2013

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