EL SOCIALISMO FEMINISTA DE LA VENEZUELA REVOLUCIONARIA.
PROPÓSITO Y DIFICULTAD.
Lo primero a señalar del Socialismo Feminista a construir en la Venezuela
Revolucionaria sería la hermandad
crítica y la exigencia de una praxis transformadora ante dos expresiones
de la hegemónica cultura de dominación: la explotación de clase ocasionada por
el capitalismo y la opresión de género
propia del patriarcado. En tal sentido y como el edicto apunta a desmantelar la
dominación, en consecuencia nuestro Socialismo Feminista combate también otras
discriminaciones y violencias ya sean por razones étnicas, por roles
familiares, cargos institucionales, conocimientos, edad, religión, diversidad
funcional y/o cualquier otra diferencia, desde la cual se pretenda o sea usada
como causa o justificación para violentar la dignidad de las personas; discriminaciones
y violencias que también han de ser
evidenciadas, cuestionadas y transformadas por la Revolución Bolivariana. Es
decir, el Socialismo Feminista de la Venezuela del siglo XXI abarca un accionar
transformador más allá de su enunciado.
Lo segundo es lo complejo y difícil de alcanzar, el digno fin que se
propone nuestro Socialismo Feminista, a saber, la dignificación en libertad, la
humanización de la humanidad. Difícil y complejo porque todas las personas, desde
los inicios de la civilización, somos socializadas y socializamos a las y los
nuevos sujetos, en los discursos y las prácticas de la dominación, que llevan a
la construcción de las subjetividades correspondientes. Es decir, los
mecanismos de socialización y construcción de subjetividades que convierten a
las y los cachorros humanos en personas, son los mismos mecanismos que
reproducen la cultura de dominación.
A pesar, desde y por eso la humanidad está convocada al cambio radical
hacia la libertad, la justicia, el bien común, la igualdad y la honestidad en
comunión con la madre Tierra, es decir, al amor o cohesión unitaria de un Todo,
del cual una de sus partes, la humanidad, se fantasea individualidades
in-conectadas y enfrentadas.
Lo tercero a enunciar es la
necesidad de comprensión e intervenciones novedosas para la transformación de
tan compleja y resistente cultura. Parafraseando pero profundizando y
actualizando una popularizada expresión del Che Guevara podríamos decir que:
“es una fantasía realizar nuestra humanización, plantearse construir la
Revolución Bolivariana, con las armas melladas del paradigma hegemón: la
dominación”, por lo que estamos exigidas y exigidos a la creación desde y para lo nuevo, lo revolucionario. De
esta novedad paso a escribir.
SU CONSTRUCCIÓN.
El pensamiento crítico (desde el
Marxismo al Feminismo, en sus diversas perspectivas teóricas) propone revelar dominaciones que se expresan
en opresiones y explotaciones; es decir,
descubrir y denunciar las injusticias, alienaciones y dependencias en
medio de las cuales han vivido y viven las mujeres y los hombres de cualquier
sociedad y en cualquier época, para proponer una acción política transformadora.
Su interés es eminentemente emancipatorio.
El método que ha propuesto y utilizado
el pensamiento crítico ha sido y es recurrir a la reflexión-acción para develar
las dominaciones y considerar los cambios correspondientes en la actividad
práctica de las y los seres humanos, con el propósito de hacer una política
justa, priorizando los sectores de la sociedad más desfavorecidos. Este método aunque
tiene un núcleo racional se basa en una
dialéctica materialista; en tal sentido afirma que la base del desarrollo es el mundo objetivo, real y material, mientras
que la conciencia y las ideas, sólo son reflejos de la naturaleza. Método
de noble fin pero de incompleta comprensión de la complejidad humana al ignorar
el papel de las emociones y la interacción causal entre el/a observador/a y el
entorno.
El resaltado en negritas pretende
evidenciar lo incompleto de tal afirmación, en este momento del conocimiento,
cuando la Teoría de la Relatividad nos aportó que el mundo objetivo, real y material es un conglomerado atómico construido
y transformable a partir de la percepción del/a observador/a; percepción que está determinada por las
convicciones (ideas y emociones), por lo
general, inconscientes y por ello eficientísimas.
Este conocimiento podría servir de
comprensión teórica para la creación de intervenciones complementarias a la
reflexión-acción y novedosas para la construcción de lo diferente, de lo
Revolucionario. Intervenciones que evidencien el poder creador de la percepción
humana, que evidencien la responsabilidad ante el increíble poder creador o
destructor que tienen nuestros pensamientos y emociones, intervenciones que nos
llevan a corregir las actuaciones inconscientes e irresponsables al no conocerlas
ni reconocer su trascendencia y nos lleven a implementar actuaciones consciente
para la construcción de lo alterno, es decir, lo amoroso, justo, honrado, la
igualdad y la paz, por señalar los principales valores humanos.
Intervenciones que de realizarse
sistemática, sistémica y masivamente como una política pública podría construir
la masa crítica que permita el salto cuántico hacia una cultura alterna a la
dominación, la cultura de la unicidad. Estamos entonces, desde este saber, exigidas y exigidos de diseñar e
implementar un sistema de intervención para la promoción de nuevas, de alternas
y revolucionarias subjetividades e instituciones sociales.
Yurbin
Aguilar
Doctorante
en Gestión de Investigación y Desarrollo
Magistra en
Estudios de la Mujer
Psicóloga
Clínica
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