LAS COLAS COMO MECANISMO DE DOMINACIÓN PSICOLÓGICA





Al revisar el origen de las colas observamos que se inician en la modernidad como un mecanismo de control del orden al adquirir algún producto o servicio de alta demanda. En principio es asumido como una expresión de civilismo y justicia, ya que implica que el primero de la cola es quien primero adquiere el bien o servicio, y se parte del supuesto de que los primeros han sido los que primero han llegado al lugar en donde se expende el bien o servicio. En este sentido, las colas tienen una connotación positiva y deseable. Por otra parte, según la teoría de las colas, se plantea que las colas se producen al haber un desequilibrio temporal entre la demanda del servicio o producto y la capacidad del sistema para suministrarlo. Podríamos decir que las colas se originan “naturalmente”, es decir, el sistema que oferta el producto o servicio, debido al tipo de local, o falta de personal, o inventario escaso, o configuración del local o de los procesos, no se da abasto para brindar el producto o servicio. Sin embargo, las colas pueden tener un origen intencionado y deliberadamente fomentado, con la finalidad de generar unos efectos “deseados” y calculados cuidadosamente.

Entre los efectos deseados están los económicos, políticos y psicológicos. El efecto económico busca maximizar las ganancias y reducir el tiempo en que el producto este en los anaqueles. Se busca que aumente la demanda por temor a la escasez. Este temor se incita a través del rumor de que el producto va desaparecer de los anaqueles y su precio va aumentar. Esto se refuerza colocando los productos apilados en el piso de manera desordenada y casi siempre al final del local, disminuyendo la cantidad del producto a vender y reduciendo el número de cajas de pago. Estos pasos hará que aumente el número de personas intentando ingresar al establecimiento comercial y por ende, se formaran colas para poder adquirir el producto. El efecto económico logrado es que un producto que podía durar en los anaqueles días y hasta semanas en ser vendido, ahora se vende en cuestión de horas; la inversión económica se capitaliza en cuestión de horas. Por otra parte, las personas al ingresar al comercio para adquirir el producto necesitado siempre compran otros productos. Al final, las ganancias económicas del propietario se ven incrementadas.

Cuando nos detenemos a observar las gigantescas colas que se forman en los alrededores de los distintos comercios, en donde se expenden los productos de la “cesta básica”, y observamos también las informaciones emitidas por los distintos medios de comunicación, operadores políticos y económicos podemos darnos cuenta del efecto político. Algunos elementos que nos dan pistas son los siguientes:
 .- En los locales comerciales: inicio de las ventas de los productos después que las colas ya tienen un tamaño considerable, apilamiento desordenado de estos productos en el piso, no se colocan en los anaqueles, eliminación de cajas para el cobro y ralentizamiento de las máquinas de registro, dejar anaqueles vacíos y áreas con iluminación escasa, generación de incertidumbre en cuanto a que productos se van a vender y cuando. Esto da cuenta de una intencionalidad, por parte de algunos interesados, en fabricar y multiplicar las colas a fin de generar malestar en la gente, y, por otra parte, surjan los famosos bachaqueros, se produzca la especulación e ir caldeando los ánimos.

.- Expresiones, opiniones, “noticias”, “información”, por parte de operadores políticos, económicos y medios de comunicación: culpabilización al gobierno en cuanto al desabastecimiento y de que no se están tomando medidas adecuadas, invisibilización, descalificación y ataque a las medidas adoptadas por éste, proposición de medidas de solución ambiguas, resaltando que lo mejor es salir del gobierno, repetición constante de las penurias que se viven en las colas mediante imágenes, videos y audios, asociándolas con críticas negativas a la gestión gubernamental. Colocar productos de la cesta básica y locales comerciales de otros países, generando la matriz de que en esos lugares se vive mejor, que nosotros estamos en un gran caos. Además, operadores que se montan en transporte colectivos vociferando “inocentemente” opiniones en contra del gobierno y su culpa en la generación de las colas y el desabastecimiento.

Al conjugarse las acciones económicas y políticas, se va creando el efecto psicológico. Por una parte, surge la desesperación y angustia entre la gente al tener que pasar tantas horas en las colas para poder adquirir los productos de primera necesidad, tener que faltar a su trabajo o dejar a un lado las actividades cotidianas, y, por otro lado, se va conformando un sentimiento de rabia hacia el gobierno, evidenciándose en las expresiones de odio hacia sus líderes y todo lo que huela a chavismo.

Con todo esto se va generando un sufrimiento social que daña el sentido de dignidad de las personas y su autoestima al sentir que no se ofrece, ni hay ningún medio de respiro o escape, se produce igualmente un agotamiento físico y psicológico, ansiedad, fatiga, irritabilidad y la reducción en el sentimiento de responsabilidad personal y de solidaridad, y un sentimiento de desesperanza y minusvalía, de no poder satisfacer las necesidades primarias propias ni de los seres queridos. Se percibe que nada de lo que se haga es suficiente para poder cubrir lo necesario para subsistir y se va desarrollando de forma gradual una especie de esquema de pensamiento que poco a poco carcome las fortalezas psíquicas y corporales hasta el punto de doblegar la voluntad. De esta manera algunas personas no piensan más nada sino en cómo adquirir sus alimentos y resolver el día a día; no hay espacio para el análisis político. Hay personas que los desborda el odio y la rabia hacia el gobierno y solo piensan en el momento en que podrán saciar su sed de venganza e ira en contra de todo lo que implique chavismo.

Este proceso abre el camino para moldear la realidad, de obligar al pueblo a disociarse de la realidad, y, de esta manera lograr una mente controlada, esclava, que pueda ser manipulada y activada en cualquier momento para llevar a cabo acciones en contra del gobierno.

Por otra, se va gestando un proceso contrario, que busca un pueblo sumiso, adormecido, moldeable. Que no reaccione ante las injusticias que se cometen contra otros compatriotas. Estamos en presencia de dos procesos: uno que fuerza a la disociación y otro que adormece; ambos buscan controlar la mente y las emociones, ambos son parte de la guerra psicológica.


 Mg. Ysrael Salinas E
Psicólogo Clínico 
Maestria en Psicologia Social

Comentarios

  1. Muy buen análisis. Hay que agregar, entre las acciones políticas-económicas, la venta graneada de los productos. Práctica usual en los grandes supermercados. Sacan primero dos productos, esperan la cola, los venden y luego sacan otros productos, esperan se formen nuevas colas y los venden. Es perverso, sádico y brutal.
    La defensa ante esta situación es el establecimiento de redes solidarias para la discusión, información y solución de un abasteciemiento conciente y directo.
    Saludos,

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