EFECTO DOMINÓ. ESTRATEGIA DE LA GUERRA PSICOLÓGICA
El efecto dominó consiste en colocar
sistemáticamente una serie de fichas de dominó en hilera, formando figuras y
mecanismos artificiosos, y al dar un leve empujón a la ficha inicial provocar
un efecto en cadena, logrando que todas las fichas terminen cayendo. Este mismo
efecto se ha intentado implementar en Venezuela para lograr derrocar y
desaparecer el proceso revolucionario e instaurar un gobierno neoliberal pro estadounidense.
Las últimas manifestaciones “pacíficas” llevadas a cabo por los líderes de la
oposición, ponen en evidencia las distintas acciones que buscan crear un efecto
dominó en el pueblo y de esta manera lograr que la gente salga masiva y
violentamente a protestar en contra del presidente Maduro y se tenga la
suficiente “masa popular” para asaltar el poder y legitimarlo ante la opinión
pública mundial.
Algunas de las estrategias es el de
organizar grupos de ocho personas o más y trancar distintas arterias viales de
importancia con la intención de caotizar el tránsito automotor y el
desplazamiento de las personas a sus diferentes destinos. Esto se complementa
con acciones virtuales y mediáticas en las cuales se envían mensajes, imágenes
y videos de la gente tratando de desplazarse, de las trancas vehiculares, de
las quemas de cauchos y de los terroristas enfocados de tal forma que se hace
creer que son muchas personas protestando; igualmente se envían imágenes de la
policía tratando de controlar a estos grupos. El efecto psicológico que se intenta
conseguir entre los receptores de estas noticias es el de generar miedo,
ansiedad, estrés, y por otro lado, conductas agresivas y violentas, activando,
de esta manera, los mecanismos viscerales, primitivos e irracionales. De modo
que las personas recibirán estas noticias como verdades y en consecuencia
apoyaran las acciones de los vándalos, justificando estas acciones como válidas
ante un gobierno “dictatorial”; otros se unirán a estos grupos creando nuevas
acciones con niveles más altos de daños: colocación de guayas de púas en las
vías, saqueos de comercios, incendio de instituciones públicas emblemáticas de
la revolución.
Estas acciones terroristas son multipropósitos: por una
parte se busca caotizar el país, generar los efectos psicológicos entre la
personas directamente afectadas por los destrozos, las que se encuentran
adyacentes, las que reciben los mensajes, y, por otra parte, se busca que los
organismos de seguridad entren en acción de manera de poder captar el momento en
donde se vea la “violencia policial del estado”, luego se envía al exterior
solo las imágenes y videos de las personas protestando y las de los “agentes
del régimen” reprimiendo violentamente a los manifestantes pacíficos.
Otras acciones terroristas a la par de las “marchas
pacíficas”, que se han venido llevando a cabo desde hace un tiempo, son las
colas planificadas y ejecutadas artificialmente en comercios, bancos, clínicas
y hasta instituciones políticas tomadas por lo seudo-chavistas y quinta columnas
en donde se eliminan cajeros electrónicos, se ralentizan los sistemas
informáticos, se apertura pocas cajas de atención al público, se establecen las
colas en sitios en donde el sol pega directamente, no se notifica a las
personas que productos se van a expender ni que cantidad. Estos mecanismos son
acompañados de mensajes enviados a través de las redes sociales; mensajes diseñados
psicológicamente, con la intención de activar los instintos primarios y
primitivos de los receptores de estas informaciones. Estas acciones van
dirigidas a las necesidades básicas de todos los venezolanos: alimentación,
seguridad, salud, empleo, descanso, afecto. Necesidades afectadas por la guerra
económica y que se endosa al gobierno bolivariano.
El efecto buscado es el de generar
una cadena internacional que condene al gobierno revolucionario y que le dé luz
verde a los EEUU para intervenir militarmente el país, y, que el pueblo
venezolano apoye estas maniobras.
Lic. Ysrael Salinas
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