EL HAMBRE Y LA GUERRA PSICOLÓGICA
¿Quién siendo hombre o mujer de buena voluntad no se estremece por el
hambre? ¿Quién puede permanecer incólume ante una imagen, una historia, una
experiencia de hambre? De hambre verdadera, esa que golpea, que agrede, que
mata, esa que permanece sin ser vencida en el mundo. Son muchos los artículos,
libros, intenciones, propuestas de acabar con el hambre en nuestro planeta, el
capitalismo y sus desigualdades, inequidades, injusticias cada día más fomenta,
refuerza y impulsa el hambre y la hipocresía hace que sea invisible, que parezca que no existe, que es
lejana.
Algunas propuestas serias han surgido, específicamente de América Latina
que ha vivido con una población en pobreza y con hambre. Ellas apuntan a
fomentar la producción agrícola, en disminuir la injusticia social, en promover
el buen vivir con medidas que garanticen derechos sociales.
La Revolución Bolivariana y nuestro comandante Hugo Chávez fue un
luchador incansable en este frente y como en muchos otros logró la victoria. A
Chávez le dolía la pobreza, la sentía en carne viva, su angustia por el hambre
se convirtió en lucha permanente en cualquier lugar del mundo. Su accionar, su
solidaridad, su empatía, su trabajo incansable dan muestra de ello. Recordemos
que el Plan de erradicación del hambre de la FAO (Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura) lleva el nombre de Hugo Chávez.
Nuestro Presidente Obrero Nicolás Maduro sigue su plan y con conciencia de clase insiste en el
buen vivir, disminuimos los índices de desnutrición, la pobreza crítica y
extrema. Las misiones y grandes misiones van como tanques de guerra a combatir
los flagelos del sistema capitalista. Las bases de misiones en los sectores de
pobreza extrema, los planes permanentes de acción en alimentación, servicios,
vivienda, educación, salud, trabajo,
formación, la atención integral, la conciencia social son
punta de lanza para el empoderamiento y el cambio de modelo. Esto es una lucha
larga y se inició en Venezuela con la fuerza de la solidaridad para Nuestra
América toda.
Si la Revolución Bolivariana ha tenido
éxito contundente e indiscutible, es en el área social, es por ello, que en los actuales momentos es un
blanco de ataque, ¿Y cómo hacer eso? Pues trabajando las percepciones sociales,
reforzando imaginarios, actitudes, magnificando las situaciones difíciles, y
“mostrando al mundo” imágenes y casos de gran susceptibilidad, por ello,
analistas, intelectuales, políticos y medios de derecha tienen rato mostrando
interés por el hambre en nuestro País.
Partiremos del concepto del hambre, que en nuestra forma de hablar se
relaciona con la sensación fisiológica que sentimos cuando no hemos comido, es
decir muchas veces nos levantamos con hambre, o cuando pasamos de la hora de comer,
o cuando tenemos más de 4 horas sin ingerir nada, o cuando comemos algo sanito
y la digerimos rápido, esa hambre es normal, la padecemos todos y todas, eso no es
importante, la complicada está en aquella que podemos llamar hambre social. Esta es la que quieren
mostrar, la que quieren magnificar, la que surge sin mayores análisis. Los
cambios de hábitos alimentarios permiten mejorar la salud, el peso, el buen
vivir y no es necesariamente por falta de comida, sí por cambio de alimentos,
no es lo mismo comer pan con mortadela y un refresco, a una ensalada con pollo asado, yuca y un jugo de frutas sin azúcar.
La revolución bolivariana responsable y consciente ha trabajado
incansablemente para lograr una
equitativa distribución de la riqueza y es por ello que también ha sido atacada
duramente. La guerra económica y la guerra psicológica han dañado nuestra
cotidianidad y estabilidad alimentaria, duramente, nos han creado angustias,
incertidumbre, desasosiego, desesperación, nos han puesto a hacer colas durante
horas y horas para tener acceso a productos de consumo cotidiano, han golpeado
nuestros hábitos alimentarios y nuestra idiosincrasia, fomentando el egoísmo, la usura, el sálvense quien pueda, el individualismo, los valores
deshumanizados, el consumo….
Ahora vemos en las redes, a
través de las noticias y de los medios
masivos de incomunicación imágenes (que dicen más que mil palabras) donde se
muestra a venezolanos comiendo de la basura, personas en situación de calle, en
condiciones de miseria. Noticias donde se muestra como miles de venezolanos
están pasando hambre, el aumento de pobreza con datos económicos simples, en
fin encontramos la creación insistente de percepciones de hambre, pobreza y
crisis humanitaria. Cuya intensión es evidentemente política.
Aquí algunos elementos para el
debate. En primer lugar, los que ahora se muestran sensibles en nuestro país,
ante este flagelo de la humanidad, son los mismos que nunca jamás se interesaron ni en los pobres, ni sus
condiciones, por el contrario, los descalifican, crean y refuerzan estereotipos,
los hacen responsables de su “estilo de
vida” y para ello crean programas de caridad que sustentan Organizaciones No
Gubernamentales (ONG) internacionales y locales , que reproducen el estatus quo y siguen explotando a los más pobres y
negándoles sus derechos sociales. En segundo lugar desde el año 2012
agudizándose la intensidad de la
guerra psicológica los medios de comunicación ya “vaticinaban” en sus grandes titulares “Viene
Hambre” preparando el escenario para la ejecución de la guerra económica.
Iniciada con alta intensidad la
guerra económica y “desapareciendo” de los anaqueles los productos
acostumbrados a consumir por la gran mayoría de los venezolanos y venezolanas
se inició la artillería psicológica en la cual se estimula la percepción social
que no se está comiendo, que se está pasando hambre, que el gobierno nos mata
de hambre, que los niños comienzan a estar desnutridos, aparece la “dieta de maduro” responsable del
peso de todas y todos, comienzan las imágenes descontextualizadas muy bien
montadas con mensajes latentes, unos evidentes otras no tanto, como vemos en
las imágenes de este articulo.
La falta de algunos productos en las grandes cadenas de supermercados es
responsabilidad mayoritariamente de los grandes empresarios, que en medio de
esa guerra cada día están más enriquecidos mientras el pueblo ha pasado trabajo
y situaciones muy difíciles durante todo el año sin ningún tipo de piedad.
Los ahora preocupados, analistas, acádemicos, intelectuales, políticos y medios de
comunicación a su servicio, no han hecho
ninguna propuesta sensata, real y positiva, tampoco acciones que ayuden a
resolver el problema ni tampoco dan elementos científicos, reales, serios, creíbles, que sostengan lo que han dicho
irresponsablemente desde inicio de año.
Las medidas del gobierno han permitido
efectivamente detener el objetivo de la guerra económica: que se pueda “desatar
una hambruna”, y solicitar una intervención por crisis
humanitaria. Las acciones del gobierno han servido para defender a la
población, contraatacar y lograr avanzar en un nuevo modelo. Los aumentos de salario, de los bono de
alimentación, las misiones sociales, las
grandes misiones, la organización popular a través de los CLAP (Comités Locales
de Abastecimiento y Producción) donde la distribución de alimentos esta a cargo del pueblo y no de las grandes cadenas
de distribución, la agricultura urbana,
la agenda económica bolivariana con sus líneas estratégicas, intentan romper
con el colonialismo alimentario y crear una nueva cultura productiva.
En Venezuela hemos estado sometidos a una transculturización brutal que
condicionó nuestros hábitos alimenticios por décadas. Además el mercado con
miles de industrias posicionó marcas y productos que se convirtieron en
preferencias de consumo de forma paulatina y que hoy en día son nuestra comida
diaria, incluso, marcas y productos que se han querido asociar falsamente con
nuestra identidad como venezolanos. La modernización ayudó a convertir nuestros
alimentos en productos pre cocidos, fáciles de elaborar y que complacen los
gustos ya condicionados, y con una economía rentista petrolera, el consumismo y
el facilismo se convirtió en una forma de vida, en una cultura.
Darnos un golpe en nuestros hábitos alimentarios y en nuestra forma de
vivir es muy fácil, basta con eliminar la accesibilidad a lo que cotidianamente
consumimos, con escasez, hiperinflación, desabastecimiento y saboteando la
distribución. Pero si revisamos lo que consumimos encontramos muy malos
hábitos, que nos conducen a una malnutrición, obesidad, hipertensión, diabetes,
entre otras cosas. Aprovechemos pues esta coyuntura para comer sano, para estar
sanos, para afianzar los valores propios. Procuremos más solidaridad, más
apoyo, más organización, para el buen vivir.
Por último recomendamos siempre un llamado a la prueba de realidad, a
diferenciar entre las percepciones, lo que “nos parece que es asi” y lo que
ocurre en realidad. Ante el comentario de que se está pasando hambre preguntemos
¿Cuándo fue la última vez que comiste? ¿Qué comiste? ¿Que acciones has tomado
para mejorar el acceso a los alimentos?
¿Cuál es la forma de organización a la que perteneces para tratar de enfrentar
el desabastecimiento y la inflación? Y tratemos de orientar en los planes,
programas, acciones, misiones que lleva a cabo el gobierno nacional.
Mg.
Ovilia Suárez
Psicóloga
en desarrollo Humano
*En la foto observamos dos
púberes con todos los estereotipos de pobres, buscando en una única bolsa de
basura adentro, vemos actitudes incluso de juego en dos de ellos mientras el
central come algo que “encontró” en la bolsa, en la pared claramente el nombre
de Maduro.
Gracias compañera por compartirse estas reflexiones. Necesitamos de esos espacios de análisis sobre la realidad desde la psicología latinoamericana. Gracias
ResponderBorrarGracias compañera por compartirse estas reflexiones. Necesitamos de esos espacios de análisis sobre la realidad desde la psicología latinoamericana. Gracias
ResponderBorrarSaludos, estoy buscando una psicóloga para verme, será que usted da consultas o me puede recomendar a una colega suya y me indica como contactarla, es URGENTE. Gracias
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