DE LA MISIÓN MAQUETA A LA LEY DE PROPIEDAD PARA LA GRAN MISIÓN VIVIENDA VENEZUELA



Durante la jornada de miércoles 13 de enero en la Asamblea Nacional el diputado Julio Borges, de Primero Justicia, propuso una Ley para regular la propiedad de las viviendas construidas por la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). Debo confesar que el haber visto y escuchado esta propuesta, especialmente de boca de este diputado en particular, fue realmente un desafío a la tolerancia, a la paciencia y hasta a la misma salud mental. Tal vez para quien no ha seguido de cerca la dinámica política de los últimos años y para quienes no están muy allegados al tema de vivienda, este planteamiento que hacemos aquí resulte exagerado y hasta incomprensible.  Pero puedo asegurar que, para quienes participamos activamente en el quehacer político y, muy especialmente, para quienes hemos participado y hemos formado parte de alguna manera de la GMVV, lo de ayer no tiene calificación posible. Hagamos una breve historia de esta Misión y del papel que jugó la oposición y el diputado Julio Borges en todo este tiempo y podremos comprender con certeza lo que queremos expresar.

La GMVV nació en el año 2011, luego que en el año 2010 se produjera una vaguada que afectó a miles de familias, causando daños materiales y dejando sin vivienda a buena parte de ellas, lo cual no hizo sino acentuar el déficit histórico que en esta materia caracterizaba a Venezuela y mostrando también el alto nivel de vulnerabilidad de buena parte de la población que habita en zonas de barrios con alta precariedad. Problemas que, por cierto, se fueron acumulando tras largos años de políticas económicas y sociales que generaron una profunda exclusión y empujaron a millones a vivir en condiciones de marginalidad y pobreza.

Se produjo entonces una respuesta inmediata por parte del Gobierno Revolucionario, liderada por el Presidente Chávez, orientada a albergar a más de 100.000 personas en refugios las cuales irían progresivamente a ser reubicadas en viviendas seguras donde pudieran desarrollar la vida familiar y comunitaria con dignidad plena. Pero, además, el gobierno asumió la necesidad urgente de diseñar una política en materia de vivienda que trascendiera esta emergencia y apuntara a resolver de raíz el problema. Es en ese contexto donde nace esta Gran Misión, la cual fue diseñada y planificada en forma rigurosa por un equipo del gobierno con las mayores calificaciones técnicas y profesionales.  Esto implicó desarrollar una compleja y sofisticada metodología que contempló abordar diferentes aspectos tales como el registro actualizado de la población sin vivienda, la ubicación y obtención de los terrenos, el aseguramiento de los materiales para la construcción y la logística para su suministro y la ejecución de las obras. Junto con todo ello, también se contempló el trabajo organizativo del Pueblo así como el marco jurídico y asignación de los recursos. Todo esto aquí resumido (se dice fácil y rápido!) fue elaborado en tiempo récord y de forma inmediata comenzó la gran marcha de esta Misión que arribó, en el año 2015, a la vivienda 1.000.000, cifra realmente récord jamás alcanzada por gobierno alguno antes de la Revolución.

Pues bien, todo este esfuerzo gigantesco no contó NUNCA con el apoyo de la oposición. Peor aún, no se conformaron con no apoyarla, sino que se dedicaron en forma sistemática y mezquina a criticarla, calumniarla, difamarla y sabotearla de todas las formas posibles. Conducta que, de manera persistente, fue liderada y abanderada justamente por el diputado Julio Borges. Así, durante su período como diputado en la Asamblea anterior, él, su partido y toda la bancada opositora, votaron siempre en contra de los presupuestos para la GMVV. Una y otra vez, voceros y voceras de la oposición, con Borges siempre en primerísimo lugar, aparecieron en radio, prensa y televisión, desacreditando la Misión, difamándola con mentiras y calumnias llegando al extremo de denominarla la “Misión Maqueta”, expresión que como bien sabemos fue de la exclusiva autoría de quien ahora se erige como  el abanderado de esta ley.

Pero como si todo esto fuera poco, esta postura del diputado Borges y de toda la oposición, fue acompañada por una campaña mediática que no dio tregua a la cual sirvieron articulistas, “expertos” y reporteros que mantuvieron durante todos estos años un ataque de difamación permanente, señalando problemas y dificultades que, obviamente, se presentan en los urbanismos como expresión de una natural complejidad en un proceso de construcción y reubicación masiva, pero que siempre fueron resaltados de forma mezquina, exagerando y tergiversando de manera negativa cualquier situación que sirviera para la descalificación. Jamás mostraron un reconocimiento positivo de la Gran Misión ni nunca fue para ellos noticia de importancia siquiera alguna que otra inauguración de un nuevo urbanismo.

Mención particular tiene, dentro de esta campaña de desprestigio, el uso de las redes virtuales donde en forma permanente e implacable circuló y circula todo tipo de información rastrera y vulgar sobre los habitantes de los urbanismos de la GMVV, sobre sus modos de vida,  sobre la calidad de sus viviendas  y una larga lista de descalificaciones y adjetivaciones que encarnan el más rancio desprecio de clase, racismo y exclusión.

De esa forma, entre todos, (la oposición política con el diputado Borges a la cabeza, los voceros de los medios de comunicación y las campañas en las redes virtuales) contribuyeron a conformar una matriz de opinión y un conjunto de representaciones sociales altamente negativas hacia todo lo que tenga que ver con la GMVV, alimentando siempre el odio y el desprecio; así le hicieron creer a mucha gente que si en su zona construían un urbanismo de la GMVV, perderían su calidad de vida y su propiedad se desvalorizaría; así le hicieron creer a buena parte de la opinión pública que estos edificios se derrumbarían en cualquier momento; así, sembraron la opinión que el Pueblo que habita sus viviendas no son sino delincuentes y gente de mal vivir, por lo que a no pocos urbanismos los “bautizaron” con  nombre de penales tales como “El Rodeo I”, “El Rodeo II” o “Tocorón”. La lista de infamias es larga.

Es por todo esto, es por este expediente que tiene Julio Borges, que se hace casi imposible asimilar serenamente la imagen de este diputado hablando de la ley para la Gran Misión Vivienda Venezuela. Y es por eso también que esta imagen de ayer quedará para siempre grabada en nosotros (y espero con todo mi corazón que también así quede grabada en la memoria colectiva) como una muestra nunca antes vista de oportunismo, hipocresía, desfachatez, falsedad y demagogia. ¿De qué otro modo se puede explicar que, si durante toda la ejecución de la Gran Misión, la oposición la negó, la descalificó, la vapuleó y la saboteó, ahora propongan una ley para consolidar su propiedad? En todo caso hubiera resultado congruente y honesto con ellos mismos, haber propuesto una ley para cancelar la GMVV y presentaran una nueva propuesta en materia de vivienda. Sin embargo, optaron por esta propuesta oportunista y demagógica. La verdad amigo/a lector/a, no importa si usted es chavista,  es opositor o es “ni-ni”, no creo que alguien pueda encontrar argumento racional alguno que pueda explicar este verdadero irrespeto que el diputado Julio Borges hace a la inteligencia de la gente y a la ética del ejercicio político.

Es obvio que con esta propuesta de ley quieren ganarse la voluntad del pueblo creyendo que de esta forma ellos aparecerán como “los grandes benefactores” ante los habitantes de las viviendas de la Gran Misión y ante la opinión pública. Y esto es aberrante no solo por todo lo que ya hemos dicho sino porque, además, ellos no han construido ni una sola vivienda en ninguna parte en que hayan gobernado.

No debemos perder la paciencia; debemos esforzarnos en  hacer un gran acopio de razón, manteniendo siempre el corazón ardiendo pero la cabeza fría de tal manera que una y otra vez, los llevemos al ámbito del debate. A ellos siempre les convendrá la confrontación y la violencia y así lo han mostrado a lo largo de todos estos años. No le demos esa oportunidad, aprovechemos esta circunstancia histórica de verlos exponer sus argumentos en la Asamblea Nacional frente al país entero y vayamos a este combate de ideas, donde la victoria inequívocamente siempre será nuestra.

Fernando Giuliani
Psicólogo social




Comentarios

  1. Al final de la ley de otorgamientos de titulo de propiedad a beneficiarios de la GMMV que aprobó la AN en primera discusión, hay un análisis costo-beneficio de dicha ley, donde aparece un párrafo bastante manipulador:

    ¿Cuál sería la situación de las familias si la ley no se aprueba?
    Al no poseer títulos de propiedad, las familias están a merced de la discrecionalidad del Estado. Cualquier agente del Estado puede amenazar a las familias con quitarles la vivienda adjudicada en caso de que no exista lealtad política.

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