PRIMERAS LETRAS DESPUES DEL 6D




Pasó el 6 de diciembre y perdimos. Perdimos feo. Es un fuerte revés para la Revolución, para el gobierno y para todos y todas los/as chavistas y es que, a decir verdad, nunca habíamos tenido una derrota de esta magnitud. Pero así fue y lo cierto del caso es que esta oposición derechista ha ganado la mayoría calificada de la Asamblea Nacional y se ha llevado la mayoría de los votos a nivel nacional. Frente a tal acontecimiento, a todos/as se nos hace necesario ubicarnos, pensar, organizar y canalizar nuestros sentimientos de manera tal que salgamos de este trance y lo hagamos fortalecidos para enfrentar los tiempos que vendrán y para seguir construyendo nuestro hermoso proyecto. En lo personal, apelo a escribir estas primeras letras del 7 de diciembre para que ayuden, aunque sea modestamente, a retomar el camino de la forma correcta y a no extraviarnos en laberintos en los que a veces nos ponen las derrotas. Se me ocurre entonces que hay una serie de criterios que podemos ir construyendo para que nos ubiquemos mejor en esta mañana que llegó cargada de malos presagios pero también de urgencias y llamados a la acción.
Primero, creo que es necesario asumir la derrota, reconocerla, meterse en ella con todo el sentimiento de rabia y dolor que nos pueda acarrear; duele porque nos importa; nos da rabia porque sentimos la Revolución en las vísceras; y porque además, pusimos todo lo que pudimos para ganar y no lo logramos. Los hechos son contundentes y los números también: la oposición ganó lejos y hoy nos tocó perder.
Segundo, no entremos en pánico. Perdimos, es cierto y perdimos feo. Pero las derrotas son propias de las luchas y esta lucha nuestra es larga, tan larga, que ha tenido derrotas que nos preceden largamente en la historia. Si quienes nos antecedieron hubieran entrado en pánico en las circunstancias adversas, jamás hubiéramos llegado hasta aquí. Mantengamos entonces la serenidad y veamos todo lo que somos y todo lo que tenemos; tenemos que darnos cuenta que contamos con una fuerza poderosa en organización, en ideología, en sentimiento, en acción y en proyecto común que nos mueve hacia el futuro.
Tercero, afiancemos nuestra unidad a toda costa. Uno de los efectos más perversos y más destructivos de las derrotas, es la división y esa maldición histórica la hemos derrotado en el peor de los momentos de la Revolución, cuando perdimos a nuestro Comandante Eterno y el camarada Nicolás Maduro tuvo que asumir el liderazgo de una contienda electoral sumamente difícil. Y la seguimos venciendo cuando ganamos apretadamente esa elección y la seguimos venciendo a lo largo de lo que han sido los años de mayor guerra contra nuestra Revolución. Cuidemos este legado de unidad que hemos construido entre todos con trabajo, dedicación, compromiso y generosidad. Si esta derrota nos divide, entonces estaremos derrotados definitivamente.  
Cuarto, no culpemos al Pueblo por esta derrota. Parece evidente que muchos votos se fueron para la oposición y así se consolidó su victoria; puede darnos rabia, puede generarnos impotencia, pero no culpemos al Pueblo por ello. Más bien comprendamos su actitud ya que la guerra económica generó un sufrimiento sin par en la gente, especialmente en los sectores populares que tradicionalmente han estado en nuestras filas. No le carguemos esta derrota y más bien, busquemos acercarnos a ellos y debatir y dialogar para compartir la palabra y la idea para refundar nuevamente la esperanza.
Quinto, reconozcamos la inmensa tarea de nuestra organización de base y de nuestra dirigencia. No caigamos ahora en la tentación a la que puede empujarnos la rabia, apuntando y señalando errores, contradicciones y debilidades. Es necesario reconocer que, por encima de todo eso, aquí hubo una base organizada que dejó el pellejo en cada tarea, en cada actividad, en cada movilización. Y también reconozcamos que tenemos una dirigencia que se la jugó hasta lo último, sin descanso, cargando sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de conducir este proceso en medio de un contexto que, lo sabíamos, nos era claramente adverso.  Si analizamos lo que fue este año en cuanto a las inmensas dificultades que todos y todas hemos vivido (desabastecimiento y alza incontrolable de precios por la guerra económica) más bien debemos entender que es un verdadero milagro que hayamos logrado la cantidad de diputados que nos representarán, en digna minoría, en la próxima Asamblea Nacional.
Sexto, tenemos que hacer un análisis crítico muy profundo para entender bien esta derrota y aprenderla para no repetirla nunca más y, al mismo tiempo, salir de esta circunstancia en la que estamos hoy. Es imprescindible que identifiquemos con total precisión y claridad nuestras debilidades, nuestros errores, nuestras omisiones, nuestras contradicciones y todo lo que sea necesario. Ya el Presidente Maduro lo anticipó ayer: es tiempo de mejorar la eficacia y la eficiencia así como la calidad de nuestra gestión. Y, seguramente, habrá también muchas otras cosas sobre las cuales debemos concentrarnos para mejorarlas. No será difícil si nos mantenemos unidos y si tenemos por delante la Voz del Pueblo a la que debe oírse por encima de todas las voces. Vamos a asumir este proceso de crítica y autocrítica con toda nuestra pasión, sumando saberes y experiencia, pero de forma generosa, fraterna para que salgamos de ello fortalecidos y renovados.
Por último, lo que es más importante: sintámonos orgullosos de ser chavistas, de formar parte de esta historia y de continuar el legado de nuestro Comandante Chávez; nada de esto depende de una victoria o una derrota, esto es lo que nos une y nos mantendrá unidos siempre como Pueblo y como fuerza viva por siempre.
Nos derrotaron en una elección, no nos vencerán  jamás !
Chávez vive !!!
Fernando Giuliani
Psicólogo Social

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