UNA FRONTERA PARA LA PAZ
EL PUNTO Y LA RAYA
Entre tu pueblo y mi pueblo
hay un punto y una raya
hay un punto y una raya
La raya dice no hay paso
el punto vía cerrada.
Y así entre todos los pueblos
raya y punto, punto y raya.
Con tantas rayas y puntos
el mapa es un telegrama.
Caminando por la vida
se ven ríos y montañas
se ven selvas y desiertos
pero ni puntos ni rayas.
Porque estas cosas no existen
sino que fueron trazadas.
Para que mi hambre y la tuya
estén siempre separadas
el punto vía cerrada.
Y así entre todos los pueblos
raya y punto, punto y raya.
Con tantas rayas y puntos
el mapa es un telegrama.
Caminando por la vida
se ven ríos y montañas
se ven selvas y desiertos
pero ni puntos ni rayas.
Porque estas cosas no existen
sino que fueron trazadas.
Para que mi hambre y la tuya
estén siempre separadas
Aníbal Nazoa
Las fronteras de los pueblos hermanos siempre han sido fronteras de paz, de hecho en nuestras fronteras encontramos una gran hermandad, aulas de clases binacionales o trinacionales, según el caso, familias con esas mismas características, negocios, empresas, en realidad nos separan calles, ríos, apenas imperceptibles si no fueran por cartelones sencillos, otros no tanto, y por los juegos de colocar una pierna en cada país y sentirnos en varios lugares al mismo tiempo. En nuestra frontera hay familias que celebran dos veces el año nuevo en cada casa de la familia de origen, en cada país, cuando nos separan minutos de diferencia.
¿Cuando la frontera dejan de
ser de paz?, cuando como en los barrios, llegan los negocios turbios, los
delitos, la maldad, los valores anti humanos que nos dividen, nos maltratan,
nos matan, en nuestra frontera con la hermana República de Colombia llegó por
esa vía el narcotráfico, el contrabando, la prostitución, el paramilitarismo, la
agresión.
Las causas por las cuales en
nuestro país hay tantos y tantas colombianas es de todos conocidos, 5.600.000
personas, un éxodo que nos trae cada año más de 100.000 personas, eso habla de
la situación social de Colombia y habla de cómo Venezuela siempre se viste de
esperanza, sin embargo en los últimos años, han ingresado por otras razones
cientos, de colombianos, que manchando su propio gentilicio han venido a
sembrar acciones que desestabilizan nuestra nación. Son paramilitares,
narcotraficantes, traficantes de dolor, de sufrimiento y de muerte, han
sembrado las plagas que deterioran la sociedad, la paz y la vida de cualquier pueblo.
Cuando la paz se irrumpe es más
difícil restablecerla, el gobierno Colombiano con sus decretos financieros
hiere gravemente nuestra economía y al
pueblo venezolano (y también los colombianos que viven aquí hace años) hemos
sufrido durante los últimos dos años esa herida a nuestro bolívar y la fuga de productos
que rompen con nuestro equilibrio cotidiano y ponen en vilo a miles y miles de
ciudadanos diariamente. Ante esto la frontera debe ser controlada, en consecuencia
debe poner límites más severos y eso se ha hecho progresivamente en los últimos meses, pero la frontera es de dos
gobiernos, dos países, del lado colombiano no ha pasado nada, en consecuencia
el control debe ser mayor de nuestro lado. Con el ataque a nuestros soldados,
quienes hoy aun luchan por sus vidas,
por parte de paramilitares colombianos, nuestro presidente Nicolás Maduro
tuvo que decretar el cierre de la frontera y para poder llegar hasta el corazón
de las mafias tuvo que decretar el estado de excepción en algunos municipios,
medida soberana para ordenar la casa, y
poner la puerta de entrada a nuestro
país en el espacio de control necesario. En esos 2.219 km que nos separan muchas cosas seguirán pasando, los
cruces oficiales son pocos, sin embargo las normas están claras.
No son los ciudadanos
colombianos o venezolanos los que se afectan, es el negocio usurero del
bachaqueo, el tráfico de mercancías y de droga, la venta de ilícitos de todo
tipo, es el desangramiento el que se detiene con el cierre de fronteras. Las
familias colombo venezolanas siguen su
vida incluso más tranquilas, la cotidianidad y el orden comienzan a
restablecerse y ante esto la arremetida mediática, y política se incrementó
ferozmente, las imágenes descontextualizadas, el tono de voz de angustia, las
denuncias irresponsables, los comentarios desatinados de las autoridades
colombianas, entre tantas otras acciones para generar incertidumbre y zozobra
aparecieron, los mecanismos hipócritas internacionales, los “defensores” de
derechos humanos, los perros de la guerra hacen presencia para colocar al
gobierno de Nicolás Maduro y a la revolución bolivariana como los malos de la película,
y desatar la xenofobia de ambos lados como armas de la derecha para provocar la
confrontación entre pueblos hermanos.
De parte del Gobierno
Venezolano se mostró, con el seminario
para una nueva frontera de paz, la esencia
de la revolución tal como es, con la participación
protagónica, con propuestas de paz, con armonía, con sensatez y con la verdad
por delante, con críticas y propuestas, con amor, hablaron diversos sectores
sociales, políticos, económicos y también los colombianos que conforman
movimientos sociales y que llevan años luchando en nuestra tierra, incluso por
un futuro regreso digno a su país de origen o por una ciudadanía venezolana libre
de estereotipos y etiquetas negativas, del lado colombiano solo vemos una
actitud cerrada, agresiva y acciones en las plazas públicas que atentan contra la vida de nuestro presidente,
actitudes guerreristas. Desde lo diplomático encontramos también diferencias, intentos de acuerdos por una parte y rechazos a
través de la figura de victimización, con
actitudes de confrontación. Nuevamente dos modelos se colocan cara a cara, un
presidente sin condiciones para conversar y llegar conjuntamente a normas que benefician
a ambos pueblos, otra condicionada, envalentonada mostrando arrogancia, ofensiva.
El pueblo venezolano apoya las medidas porque como
bien dicen los pobladores de la frontera, por allá reina el silencio pero todo
el mundo conoce la verdad, es hora de la palabra y la acción, basta de silencio
impune y de dominación de los delitos que controlan y nos atacan. De este lado de acá luchamos para que no haya
hambre en el mundo, para que nuestros derechos se cumplan, para ser libres y
soberanos, desde este lado promovemos la unidad, la integración y la
solidaridad. Somos un pueblo libre, impulsamos la paz,
Adelante Nicolás!!!
Mg.Ovilia Suárez
Psicóloga
Psicología del Desarrollo Humano
Psicóloga
Psicología del Desarrollo Humano
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