LA LUCHA SIGUE, CHÁVEZ VIVE



El 4 de febrero de 1992, conocimos a un Hombre, a un militar, a un teniente coronel, que intentando poner fin al gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez había sido arrestado, su plan acabado y controlado por el poder de entonces, ese hombre delgado en medio de su “derrota,” detenido, ofreció en unos segundos lo que se convirtió después en la esperanza de todos los venezolanos y venezolanas de entonces,  y de las generaciones futuras. Todos y todas lo vimos asumiendo la responsabilidad  con una dignidad ya poco común en esos días, luego pasó a la cárcel de yare a asumir lo que le correspondía  con la frente en alto y con consciencia plena de sus actos.
Sin embargo esa lucecita comenzó a brillar tenuemente en ese momento.

Conocer a ese hombre que cada vez que  estaba en condiciones desfavorables él le daba la vuelta y lo convertía en viento a favor. De ese “fracaso” en febrero sus palabras y su actitud lo catapultaron hacia el hombre guía, el héroe, el líder, en lo posible… en el Comandante de todas y todos.  En tan solo 6 años se convierte, con el apoyo mayoritario en el Presidente de la República, Presidente que después fue  ratificado,  re-electo,  todas las veces que le toco asumir la candidatura,  el Comandante Presidente de la Revolución Bolivariana,  y de la República Bolivariana de Venezuela por 14 años.

Lo hicimos nuestro casi de inmediato y retomando lo nuestro lo incorporamos también a él, en cada uno de nosotros y nosotras, nos reflejamos en él y él en nosotros, habla como nosotros, viste como nosotros, come como nosotros, canta, ríe, como nosotros pero también sufre como nosotros sólo que lo dice, no esconde su sufrimiento, ni su angustia, al contrario la grita indignado y dice lo que nadie se atreve a decir… el rompió paradigmas en cada espacio. Rompió los paradigmas, en lo político, lo económico, las relaciones sociales, lo internacional, la dirigencia, la forma de hacer las cosas… todo lo re-construyó, lo re-significó, lo re-contextualizó, todo.

Su fuerza, su alegría, su ejemplo nos llenó todo, el impulsó el cambio en nuestro país, en la patria grande, en el mundo entero, Venezuela comenzó a ser reconocida, a conocerse desde otras miradas, otros aportes gracias a su grandeza, a su valor y sobre todo a su inmenso amor por los pueblos además correspondido como nunca antes en nuestra historia.

Por eso siempre lo consideramos inmortal, porque además era invencible!! Y con él todos nos sentíamos invencibles también,  porque ni siquiera en los momentos que lo creían derrotado, desesperanzado, desamparado no lo estaba, él miraba lejos y adentro de sí, de ahí sacaba una espada nueva, poderosa, emprendía la lucha y volvíamos a triunfar, su mirada hacia el futuro, hacia el objetivo trazado lo impulsaba y nunca se detuvo. Por eso el 05 de marzo a las 4 y 25 minutos de la tarde nadie creyó lo que el Compañero Nicolás anunciaba al mundo, Chávez había muerto. No lo creímos porque el amor por él no nos dejaba entender que al igual que todos era un ser humano de carne y hueso, además el dolor es tan profundo que nunca lo imaginamos posible.

De inmediato su ausencia nos invadió y el vacío comenzó a mostrarse con todas las emociones posibles: abandono, desamparo, soledad, tristeza, incertidumbre, angustia,  todo un remolino que desde la individualidad de cada uno que después  se sumaba con la del hermano, el vecino, el compañero, el amigo se convirtió en dolor y ausencia colectiva y entonces el dolor acompañado mostró esas emociones en su propio legado.

El pueblo militante comenzó a mirar sus consejos, sus palabras, su ejemplo, la angustia, todas esas emociones que también las vivió él pero frente a la pobreza, a la injusticia social, a la desigualdad, a la dependencia, a la dominación imperial que fueron de él y hoy deben ser nuestras también, es ahora colectivizada, angustia por la patria, por la independencia, por la soberanía, por la revolución!

Ese vacío que nos dejó se comienza a llenar con su propio espíritu de lucha y siempre desde su ejemplo de vida y de muerte, su vida tiene sentido en la medida que sigamos su ejemplo siendo como él,   Chávez ya no es un hombre sino un pueblo, el dijo “tú también eres Chávez, mujer venezolana, joven venezolano, soldado venezolano, niño venezolano…” Ser Chávez no es sólo defender su legado en los logros de la revolución, es también en la batalla diaria, en su amor al prójimo, en su respeto al otro, es ser solidarios, en ser valientes, en su autenticidad, en su lucha incansable por sus ideales, por la justicia social, por el pueblo,  por la independencia,  por la soberanía, por la revolución, por la Patria.

Ser Chávez es apropiarnos de ese ser venezolano, ser revolucionarios por convicción, ser de verdad patriotas, amar a la patria, defenderla, amar de verdad y sentir el dolor de los otros, de verdad, llevar esos valores, defenderlos y mostrarlos.

En la medida en  que la lucha siga, en el combate diario, laboral, humano, revolucionario, Chávez seremos todos y todas, será todo un pueblo, será cada uno de nosotros, de nosotras y así, de verdad, no sólo podremos gritar con orgullo  “Yo soy Chávez”  sino que lo sentiremos en la piel, en los ojos, en los oídos de cada uno y de cada una de nosotros y nosotras y en  cada ser humano libre de este mundo.  

¡La lucha Sigue, Chávez vive!

Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!!!
Seguiremos venciendo comandante eterno!!

Ovilia Suárez
Psicóloga del Desarrollo Humano

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