LA SALUD: EL MEJOR MISIL CONTRA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Guerra
psicológica y salud
Mucho se ha escrito en este
mismo blog sobre guerra psicológica y de cómo los rumores son su mejor y más
efectiva arma, pues bien, en relación a la salud funciona de la misma manera,
sólo que es un tema de mayor afectación y más vulnerabilidad. Como sabemos la
guerra psicológica está diseñada para generar angustias, zozobra, incertidumbre, en
el área de la salud es muy fácil pues las enfermedades (con el modelo médico
que tenemos internalizado y que forma parte de nuestras más claras y también
ocultas creencias) son daños físicos que no dependen de nosotros, es decir,que
nos tocan en cualquier momento por mas cosas que hagamos y que tienen una base
ambiental imposible de controlar o bien genética u orgánica, donde tampoco
tenemos incidencia para evitarlas, de manera que los síntomas son
manifestaciones de enfermedades que se “curan” con medicamentos, que por lo
general lo que hacen es ocultarlos o que químicamente contrarrestan los
síntomas. Ante un dolor se da un analgésico, ante una inflamación un anti
inflamatorio y así…de manera que al generar rumores de enfermedades o de escasez
de medicinas es muy sencillo que se desaten compras nerviosas y al mismo tiempo
se produzcan serios desequilibrios psicológicos, pues se desata la angustia de
muerte. Esto tiene un impacto mayor que el de falta de un producto de limpieza
o de alimento, esta área va directamente relacionada con la vida y no con el
estilo o a las costumbres de la población. Preparado el terreno y desatadas las
compras nerviosas, comienzan a jugar en el escenario de la guerra de cuarta
generación otras acciones más rudas y mas “reales”.
Enfermedades
y miedos
Ya pasamos, años atrás, la crisis que se generó con el virus A1N1,
enfermedad entonces desconocida que comenzó en otros países y que por razones
extrañas llegó a Venezuela. El Gobierno tuvo que iniciar una campaña y
controlar la crisis que podía hacer creer que vivíamos o podíamos vivir una
epidemia, recuerdo que querían suspender las clases para evitar contagios
masivos, mucha gente vivía aterrorizada y los hipocondriacos se desataron. Pues
bien, ahora estamos frente a dos virus, uno nuevo que también apareció en
nuestra zona geográfica de forma extraña, el chikungunya, y el conocido dengue,
que ya se ha presentado en nuestro país generando síntomas muy fuertes y que ha
llevado a la muerte a varias personas.
Dos virus transmitidos por un
mosquito conocido y donde el Gobierno Revolucionario no ha detenido su lucha ni
su campaña para disminuirlo y evitar la propagación de todas las enfermedades
transmisibles por dicho vector. Sin embargo, a partir del dengue, ya podemos
decir que es real y no solo un imaginario o parte de una campaña psicológica
simple, en este caso real las personas sabemos que existe y que daña, así es
que la entrada del miedo por uno parecido como el chikungunya y la presencia
mayoritaria del dengue hace que los miedos y las angustias se eleven. Además,
la medicación recomendada es un medicamento conocido, presente en casi todos
los hogares y que además es muy económico: el acetaminofén (regulado y
accesible)
El no tener acceso a medicamentos
aumenta la angustia de muerte y además hace que los síntomas no se minimicen y
esto haga que los reales y fastidiosos síntomas se mantengan y genere un
malestar que, al no ser disminuido, la personas y sus allegados sientan la desprotección
más clara, junto a impotencia, indignación que ocasiona además rabia, ira, y
otras emociones negativas y de alto impacto en el bienestar psicológico de las
personas y que termina en la culpabilización de la situación que vivimos en el país,
lo que lleva irremediablemente a culpabilizar al gobierno nacional. Por si
fuera poco, se generan rumores de enfermedades raras, desconocidas o extrañas
que son mortales, como las denunciadas irresponsablemente hace unas semanas en el estado Aragua o la
posibilidad de la aparición del ébola.
A esto se suman los rumores y
la escasez de medicamentos para enfermedades que constituyen las mas importantes a nivel
nacional, las mayores causas de muerte y de mayor morbilidad, estas enfermedades no transmisibles son las que causas mayores riesgos y mayores
problemas, nos referimos al cáncer, enfermedades cardiacas, endocrino
metabólicas, es decir, las
enfermedades que matan gente y que
creemos que todos y todas podemos padecer indistintamente de clase social, raza
, religión y postura política. Si faltan esos medicamentos, pues la muerte o su
cercanía se hacen evidentes y ahí la angustia de muerte es real, las emociones
que emergen ante esta injusticia es enorme y vuelve a direccionarse al
Gobierno.
Luego, viene el grupo de la población más vulnerable, por supuesto la
población con VIH, la diabetes, las enfermedades mentales y neurológicas y lo
más alarmante, indignante, injusto e impactante, la mortalidad materna e infantil.
Por otro lado en nuestras
representaciones sociales el concepto de salud se relaciona con atención de la
enfermedad, es decir al pensar en salud, pensamos en hospitales, medicamentos y
aquellas cosas que en realidad atañe a las enfermedades.
La
acción real
La guerra real transciende lo
psicológico, pues esto solamente ya no da los resultados esperados, así es que
partiendo de algo más real la creencia de lo que se quiere lograr es más
contundente, las acciones refuerzan lo mediático, lo psicológico y atacan directamente a las personas
incrementando la angustia, confirmándola pero
poniendo en riesgo real y físico a la población. Esto se hace de esta
manera: en primer lugar los laboratorios
comienzan por no fabricar medicamentos e
insumos necesarios, los regulados y los más populares, luego el Gobierno
comienza a buscarlos para ofrecerlos a la población y se va a licitaciones,
entonces las trasnacionales no venden al Estado
alegando excusas que después descubrimos no son ciertas, los pocos medicamentos
que se logran comprar llegan al país y comienza el saboteo en la distribución, se sacan de contrabando o se les
venden a los comerciantes informales que abusan con sus precios. A esto se suma
que la cultura de los venezolanos y venezolanas es acudir a las farmacias mas
cercanas y comprar lo que les dé la gana sin récipe, ni prescripción y sin
haber acudido, muchas veces, a ningún médico o centro de salud, de manera que
no teniendo el medicamento en las farmacias cercanas, además de la situación
real de los servicios de salud pública donde las citas son tardías, el trato es
ineficiente y el ambiente desalentador.
Resultados
actuales
Ciertamente una gran cantidad
de medicamentos no están en ninguna farmacia comercial, ni grande, ni pequeña,
ni dentro de las grandes urbes o las rurales. Toda persona que se enferma
(normal en esta época de lluvia, y de cambios de temperatura y con agentes
alergénicos) tiene Chikunguya o dengue, no importa si es verdad o mentira, la
percepción de esa realidad ya se posicionó en la representación social.
Por más esfuerzos del Gobierno
de fabricar, comprar y distribuir medicamentos, la población desconoce dónde
acudir y no hay información efectiva al
respecto.
La percepción de ineficiencia
del Gobierno en esa área está posicionada, además el cambio de ministro de Salud
generó un terreno más fértil para invadir y masificar la crisis mediáticamente.
Mostró debilidades inciertas en el área, reforzando el imaginario que trataba
de instalarse, al no informar sobre el control epidemiológico y la dotación de
medicamentos en todas partes, entre otras cosas.
Algunas
sugerencias
Del análisis anterior, es
posible derivar las siguientes sugerencias:
- Se debe mostrar el proceso de fabricación de medicamentos, cuáles están regulados y porqué, cuáles son los más utilizados por los galenos y su relación comercial y ética con los laboratorios, Mostrar cuáles son los medicamentos que faltan y qué los origina
- Hay que incrementar la producción de medicamentos por parte del Estado (SEFAR), debemos garantizar la soberanía en este rubro.
- Dotar en los bicentenarios la venta de medicamento con un sistema de control real con prescripción médica y con registro. Ofrecer en farma patria los medicamentos que produce el SEFAR
- Se debe hacer campaña para mostrar dónde buscar esos medicamentos y cuáles podemos sustituir por otros.
- Iniciar la formación en acciones naturales, domésticas que ayudan y fortalecen nuestra salud y no seguir estimulando el culto a la enfermedad.
- Acudir al médico, sobre todo al sistema de salud impulsado por la Revolución Bolivariana, que es gratuito, certero y además te dan las recomendaciones necesarias, incluso medicamentos de ser necesario.
- Centrarnos en la salud y no en la enfermedad es parte del cambio de paradigma
- Iniciar trabajo en las comunidades para la concienciación del modelo de salud pública y la corresponsabilidad comunidad estado, individuo gobierno
Ms Ovilia Suárez
Psicóloga del Desarrollo Humano
Psicóloga del Desarrollo Humano
El tema visibilizado en el artículo es muy pertinente para una de las aristas de la situación actual. Reflexionar sobre la salud y la angustia de muerte, los medicamentos, los tipos de enfermedades es un debate necesario en la pareja, la familia, las comunidades y las instituciones. Reflexionar sobre estos temas para incorporarlos críticamente en la narrativa del proceso bolivariano, es fundamental para esta etapa que estamos viviendo, de lo contrario, el ritmo vertiginoso de la cotidiana, los medios de difusión de información y las angustias que desencadenan arrasan cualquier voluntad. Gracias por el artículo, vale la pena conocer y profundizar en esa relación: enfermedad-transnacionales de medicamentos-dependencia. El metabolismo del capital metido en todo. No nos dejemos.
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