SOBRE LA AGRESIÓN IMPERIAL CONTRA NUESTROS PUEBLOS Y GOBIERNOS
En la
América libre se avanza hacia el logro de la mayor suma de felicidad posible -como
nunca antes se ha visto- en materia de salud, educación, justicia, alimentación
y dignidad. Pero también está en pleno auge una guerra no convencional contra
nuestros gobiernos y pueblos.
Así
que, otro fantasma recorre –una vez más- América: el fantasma del fascismo.
Todas las fuerzas imperiales, contrarrevolucionarias y reaccionarias se han unido en santa cruzada
para apoyar y alimentar a ese monstruo (*).
Dicho
fantasma también sabe vivir las épocas, evoluciona y se viste a la moda. Ya no
se disfraza con cachuchas o uniformes militares; hoy lleva el ropaje de los medios de
comunicación que matan, engañan, confunden, silencian, mienten y tumban
gobiernos. Su objetivo es sembrar el
miedo, la desconfianza, la zozobra, el descontento, la desesperanza y la muerte.
Todo ello dirigido diaria y sistemáticamente a la psique y las emociones de la
población.
Esclavismo,
feudalismo, capitalismo- neoliberalismo y comunicacionismo (como nueva forma de
dominación más evolucionada, de control menos visible y sutil, más no por ello
menos dañina y mortal). Los medios van delante de las bombas y los tanques.
En
nuestra América se ha desatado una ola restauradora del conservadurismo neoliberal
feroz, que arrasa con todo y con todos, siempre a favor de los intereses de los
poderosos, que finalmente tributan a las grandes transnacionales, a los dueños
del mundo, por obra y gracia del poder del dinero.
Se irrespeta la legalidad -instaurada por
ellos a la medida de sus intereses-, se viola el estado de derecho; se utilizan
estrategias judiciales (Brasil) y parlamentarias (Honduras, Paraguay y
Venezuela) contrarios a los intereses de las mayorías; eso sin dejar de lado
los mecanismos clásicos (magnicidios, golpes, renuncias, fraudes, bloqueos y
una nueva Operación Cóndor reeditada), para deshacerse de gobiernos,
presidentes y pueblos incomodos. Es el
ensayo de nuevos esquemas, dirigidos desde EEUU, con rutas desestabilizadoras
en cada una de nuestras naciones del continente. Crear el caos es su objetivo,
para luego justificar el saqueo y el pillaje bajo la farsa de la ayuda humanitaria y así, mantener su hegemonía.
Estados
Unidos está creando una internacional de la desestabilización en todo el
planeta tierra. Ahora les tocó el turno a Maduro, a Lula y a Dilma, a Correa, a
Evo.
En
Venezuela arrecia la guerra económica, contra nuestro petróleo y la violencia
criminal (financiada y armada por la derecha), que asfixia al pueblo para que éste,
en su desespero, demande orden, mano dura, “cambio” burgués, abundancia de marcas (de productos
innecesarios) y la paz de la clase dominante. Son crisis fabricadas y
elaboradas calculadamente. La derecha reaccionaria y fascista se apoderó -de la
colina- de la Asamblea Nacional. Los ataques sistemáticos y cotidianos
dificultan el avance de la obra revolucionaria.
En
Argentina, Rafael Videla reencarnó en Mauricio Macri, que actualmente derrumba la obra llevada a
cabo por los Kirchner, luego del desastre menemista.
En
Bolivia, el espíritu de nuestros ancestros indígenas renace y recupera el
esplendor y el sentido guerrero de Túpac Katari y de Guaicaipuro, que han vuelto
hecho millones. Pero la reacción no ha permitido que Evo “el Aymara” sea
reelegido como presidente.
En
Ecuador, la clase media reaccionaria copia el modelo guarimbero venezolano y
desata la violencia en Quito, mientras los medios de comunicación privados
destrozan la imagen del presidente Correa y atacan a la Revolución Ciudadana.
Cuba
ha sido visitada por el lobo, disfrazado de Caperucita, pero nada de
desmantelar el bloqueo ni la base de Guantánamo. Sin embargo, allí no se ha
permitido la presencia de los medios de manipulación social, por lo que la obra
de desestabilización les ha costado más, pero que nunca han dejado de agredir a
esa isla de la dignidad.
En
Brasil, una maniobra judicial intenta derrocar a la presidenta Dilma Roussef e
inhabilitar al presidente Lula para su postulación a la reelección
presidencial. Intentan una confrontación entre los poderes judicial y
ejecutivo. Las agresiones no han tenido límites: detuvieron arbitrariamente a
Lula; el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) le retiró su apoyo
al gobierno y los seis ministros de este partido, renuncian al gabinete. Esa ruptura posibilita que Dilma Rousseff pudiese
ser sometida a juicio político en poco tiempo. Esa maniobra pretende un juicio
-previamente preparado- del Congreso, para ocupar el poder, imponiendo a Michel
Temer (actual vicepresidente y miembro del partido derechista PMDB), sin ningún
tipo de consulta al pueblo, sin elecciones, ni referéndum revocatorio.
La
derecha brasilera, que tiene fuerza y capacidad de convocatoria, presiona para
acabar con esa experiencia política que ha sacado de la pobreza a más de 40
millones de seres de la República Federativa del Brasil. Este gigante es la séptima
economía del mundo, posee un importante liderazgo regional; es un abanderado
del MERCOSUR; en sus 5 millones de kilómetros
cuadrados habita la mayor riqueza en biodiversidad del mundo, sin contar con
sus significativas reservas de
hidrocarburos; pertenece al bloque de los BRICS, que emerge frente a la economía
del dólar. José Ignacio Abreu E Lima -el
General de las masas- y Chico Méndez
están a la espera por si hay que colocarse de nuevo al frente: “Hay que
atreverse a luchar y atreverse a vencer”.
Si de
juicios se trata, que se realice un juicio, primeramente, al sistema
capitalista y a la corrupción como mecanismo inherente al mismo. En segundo
lugar, de haber un juicio, este debería ser llevado a cabo por el propio pueblo
y no por políticos tramposos y
corruptos.
Dilma
es la presidenta elegida –legítimamente- por el pueblo. Por tanto esa es la
única manera en que podría –dada la actual circunstancia- dejar la presidencia.
No es posible ninguna salida que no implique una consulta a la población, para
luego realizar una nueva elección.
Finalmente,
el futuro y destino de las Revoluciones en América Latina dependen de la capacidad de lucha de nuestros
pueblos. Ya lo dijo el presidente Chávez: Unidad, Lucha, Batalla y Victoria;
por lo que se hace imprescindible continuar avanzando e impulsando la
integración latinoamericana.
Porque
“a pesar de usted –señor imperio-, mañana ha de ser otro día”.
(*)
Parafraseando al Manifiesto Comunista.
Mg. Fernando Pérez
Una descripción muy clara de la agresión a la que estamos siendo sometidos. Ante ella, sólo la conciencia, confianza, trabajo nos mantendrá en el camino de la Soberanía y la Paz
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