MEDIOS DE COMUNICACIÓN VENEZOLANOS Y LA COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA
El
cuerpo como escena, el paisaje como escena, el tiempo como escena desaparecen
progresivamente. Lo mismo ocurre con el espacio público: el teatro de lo
social, el teatro de lo político se reducen cada vez más a un gran cuerpo
blando y a unas cabezas múltiples. La publicidad, en su nueva versión, ya no es
el escenario barroco, utópico y extático de los objetos y del consumo, sino
efecto de una visibilidad omnipresente de las empresas, las marcas, los
interlocutores sociales, las virtudes sociales de la comunicación. La
publicidad lo invade todo a medida que desaparece el espacio público (la calle,
el monumento, el mercado, la escena, el lenguaje).
Baudrillard (1988)
Comenzar con esta reflexión de Baudrillard nos interpela acerca del espacio cada vez más creciente
que han conquistado los medios de comunicación modernos para la discusión
política de la vida social en detrimento de los lugares que por su naturaleza son propios del espacio público, especialmente
por su carácter político, comprendiendo lo político como la acción conjunta de
las personas para tener una incidencia en lo público, en el Estado, en su
comunidad o en su entorno. Al
hacer referencia a los diversos grupos sociales, ubicamos al sujeto que
pertenece a los mismos como un actor políticamente activo, en el sentido de
participante en una acción conjunta que lleva planteamientos y reivindicaciones
a la discusión que trasciende la esfera de lo privado. En este sentido,
establece Vellarino (s.f.) sobre los planteamientos de Hannah Arendt que “el ciudadano
arendtiano no es solamente el hombre que actúa en concierto con sus pares, es
también aquél que intenta establecer nexos por medio de organizaciones políticas,
entre él y el gobierno, de manera de llegar a imponer un cierto control sobre
el Estado moderno”. La acción colectiva, al ser pública, contribuye a generar
símbolos y significados para la discusión de los temas sociales, poniendo de
esta manera en circulación planteamientos que trascienden la esfera del ámbito
privado, el de los grupos, logrando así mantenerse en interacción con los
discursos sociales que tienen una incidencia en el plano político.
Es entonces como
concebimos a estos espacios comunicacionales o informativos, y a los agentes
que circulan en estos campos, como fuerzas que producen y reproducen discursos
y formas específicas de entender el mundo social de la vida y los seres
humanos, gestándose de esta manera un efecto político en la realidad debido a
que a partir del uso legitimado de fuerzas coercitivas, estos imponen en la sociedad
visiones particulares de los hechos sociales. En otras palabras, los medios de
comunicación han servido en la contemporaneidad venezolana, no como espacios
que solamente se encargan de transmitir un conjunto de informaciones, sino como
plataformas de actores o partidos políticos que responden a intereses y
necesidades, en algunos casos atadas a grandes corporaciones económicas,
posibilitando y conduciendo símbolos específicos, los cuales se hacen
disponibles para los venezolanos y constituyentes de la discusión política, sin
tener necesariamente acceso a los mecanismos de poder que estructuran dicha
discusión, es decir, que no todo contenido se hace comunicable, resguardando
sus intereses en propagandas, preguntas específicas de los periodistas y
comentarios en programas de opinión de manera solapada.
Desde este contexto, nos gustaría resaltar una
característica puntual sobre las formas que toman los medios de comunicación
audiovisuales para la colonización ideológica. Encontramos entonces la figura
del “periodista” o conductor, que dista mucho de esa concepción tradicional como
un ente objetivo e imparcial ya que al reconocerse como un actor político, es
un portador de un conjunto de juicios y valores que logran hacer transmisible
los elementos ideológicos del medio para el cual trabaja, sumándole la
envestidura de “experto” en un tema específico, lo cual le otorga la
legitimidad para hacer reflexiones válidas y elitistas, creando además una
sensación de verdad irreductible de la realidad social. Como muestra de ello,
nos permitimos ejemplificar brevemente estos elementos, tomando un fragmento de
la narración del periodista Kiko Bautista del extinto programa “Buenas Noches”
transmitido el día 8 de Octubre del año 2012, haciendo un “análisis” sobre el
proceso electoral que arrojó como ganador al comandante Chávez, afirmando lo
siguiente:
“…hay mucha expectativa, mucho dolor, mira ve al
hijo mío, que eso me ha dolido mucho, mi hijo me llamó ayer llorando, porque él
le puso mucha emoción y estaban ayudando a la gente en Valles del Tuy y en el
centro electoral donde él estaba ayudando a unos amigos de él lo apuñalaron, la
pelea esa de los motorizados y todo eso, me decía ¿cómo gente tan mala puede
ganar?”
Desde
esta perspectiva, el periodista transmite un conjunto de ideas disfrazadas del
relato de una experiencia particular, vehiculando de esta manera nociones tales
como que todas aquellas personas que ejercen un tipo de violencia son
motorizados y que al ser apuñaladores
y motorizados seguramente son chavistas y por ende se extrapola a que todos los
chavistas son violentos, es decir, que todos los que votaron por el comandante
Chávez son personas violentas. Esto es apenas una pequeña muestra de cómo se
utilizan elementos, que a su vez son grandes mentiras cargadas de ideologías
clasistas y burguesas, para construir una realidad a retazos, lo cual logre
justificar la acción política de la oposición venezolana, cuyo espacio
predilecto es el canal de Globovisión.
José
Briceño y Paúl Mata
Psicólogos
Sociales
Baudrillard, J. (1988). El otro por sí mismo. Barcelona, España:
Editorial Anagrama.
Vellarino, C. (s.f.). Ciudadanía y representación en el pensamiento
político de Hannah Arendt. Extraído de internet el 12 de Diciembre de 2012
de la Web http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Vallarino.pdf
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