"MISIÓN MAQUETA"
En la Península
Paraguaná, estado Falcón, existe el Complejo Habitacional Urbanismo
Bicentenario Los Rosales. En una imagen de satélite parece una maqueta.
Aproximadamente 1400 viviendas fueron construidas para ser asignadas a personas
que perdieron sus viviendas en la vaguada del 2010, los sobrevivientes de la
tragedia de Amuay y los casos más insólitos de exclusión social. Uno de ellos,
el de María Pérez que antes vivía en un garaje con sus cinco hijos, nos contó
que “con mucho calor, mucho problema”. Al preguntarle cómo fue mudarse ella
dijo “fue muy bonito, cada uno quería su cuarto, fue una alegría… no querían ir
a la escuela”. Una mente opositora quizás complete el testimonio diciendo que
no quieren ir porque no les gusta estudiar, quieren todo regalado. Por interés
comprensivo, preguntándole ¿Por qué sus hijos no querían ir a la escuela? Nos
explicó “Yo no entendía por qué no querían ir hasta que les dije que tenían que
ir y les insistí mucho y me di cuenta no querían ir porque el mayorcito me dijo
que él y su hermano se estaban turnando para no dejar sola la casa, para que
nadie nos la quite. Les dije que esa casa ya nadie no las va a quitar, que ya
es donde vamos a vivir”.
Son miles los
testimonios como éstos, por eso cuando los voceros de la oposición venezolana
hablan de la Misión Maqueta, desconocen la vida, los sufrimientos, los anhelos
de los habitantes de carne y hueso que han vivido los horrores y la barbarie
del capitalismo, con sus lógicas del buen vivir para un porcentaje mínimo de la
población, mientras todos los demás somos excluidos de mejores posibilidades.
Decir que se trata de maquetas es una burla. Haga cualquier búsqueda en
internet y escuche de ellos mismos su forma de hablar sobre la Gran Misión
Vivienda Venezuela. Acordemos que cuando hablan así nos desconocen como pueblo.
Nos vuelven muñecos de plástico que ellos ven asomándose desde arriba, jamás
desde adentro. A ellos debemos decirles que en dado caso la Misión Maqueta es
la que ellos tienen en sus cabezas, su maqueta mental que hace evidente la
decisión de ignorar las realidades de miles de familias venezolanas.
Las viviendas
existen, y si el apóstol Tomás u otros incrédulos, están leyendo, pueden estar
tranquilos: que yo las vi, entré en ellas y recorrí sus calles. Sentí los
testimonios de sus habitantes, me emocioné viendo las casas que están por
construir. Constaté la inversión personal que han hecho para darles su toque
personal a las viviendas. Conocí los problemas que se plantean resolver y
sus anhelos a futuro. Escuché atenta los asuntos que desean trabajar como
comunidad. Nada que no ocurra en cualquier condominio de urbanizaciones de
clase media: dificultades de comunicación, apatía y desinterés por lo común.
Temas que desde el Proyecto Bolivariano estamos empeñados en construir y que
lejos de desmotivar se convierten en causa para construir una nueva psicología
que supere las miradas inútiles y la miopía política que les impide trabajar en
realidades tan complejas.
Las viviendas
existen, tanto en áreas rurales como en avenidas principales de las ciudades,
retando al mercado con su valor de cambio. En terrenos nunca antes pensados
viven familias que antes fueron excluidas de estos espacios ¿Cómo viven? ¿De
qué viven? ¿Qué quieren? ¿Qué anhelan? Hay mucho trabajo por hacer. Construir
sentido de comunidad, convivencia y ciudadanía es un eje transversal, pero no
solo para estos nuevos urbanismos, también para los condominios privados a
nivel nacional. Porque el sentido de comunidad es un proceso psicosocial que de
existir en estos espacios, sería aliciente para protegernos juntos de la
inseguridad y la violencia, por solo mencionar un ejemplo. Pero eso es tema de
otro escrito. Convengamos insistentemente en internalizar que cuando la
oposición se refiere a la Misión Maqueta está desconociendo y burlándose de la
historia previa, los sueños, los anhelos de las familias que habitan las
viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Pero no me crea, asómese
desde adentro, pregúnteles a las familias dónde vivían antes, cómo fue mudarse,
qué sintieron cuándo entraron por primera vez a la vivienda y qué se plantean
para el futuro.
Y
Para finalizar, mientras esta inversión del Gobierno Bolivariano nos convoca a
trabajar desde la psicología y artes afines, a otros los carcome en su clasismo
negador de las realidades más difíciles. Tomen su maqueta, que nosotros tenemos
la nuestra propia, un proyecto político que decide conscientemente crear
condiciones para transformar realidades, aunque sea difícil y sumamente
retador. Sobre la psicología que requerimos, seguiremos hablando. La que
tenemos, la estamos deconstruyendo.
Fotografía: Giuliano Salvatore, 2014
Irene Faria
Psicóloga Social
Gracias por narrar esta realidad.
ResponderBorrarRecuerdo una frase de Alí "hay motivos de alegría, pero de tristezas hay muchos más".
Creo que Alí disfrutaría tanto este sueño hecho realidad, lxs pobres históricamente excluidos, ahora tienen casas propias. Quizás no auto-construidas como una vez sucedió en los años 70, de seguro, construirán sentido de comunidad, jamás reconocido por la ciudad, aquella urbe pretenciosa y engañada por las promesas del capitalismo.