PSICOLOGÍA DE LA GUERRA ECONÓMICA
INTRODUCCIÓN
Es por todos
conocido, que contra el proceso bolivariano cursa una Guerra Económica en donde
se ataca, en primer lugar, al pueblo mismo. Resulta ingenuo creer que la
situación crítica planteada es producto del azar, quiero decir; las colas y las
compras compulsivas parecieran ser una consecuencia predicha. A mi manera de
ver los laboratorios de guerra sucia y los Think Tanks han estado calculando
nuestro comportamiento para poder llevar adelante ésta Guerra Económica.
Los
componentes psicológicos asociados a esta Guerra económica son: colas que generan
incomodidad, ansiedad que producen compras compulsivas; miedo a perder;
depresión con sus componentes de tristeza e irritabilidad. Es fácil prever que
con conductas depresivas que incluyen irritabilidad, la violencia se haga
posible. Los conceptos que a continuación expondremos nos sirven de base para
lo anteriormente expuesto.
CONDUCTAS
QUE SE PUEDEN PREDECIR
Dan Ariely
es un profesor de psicología y conductas económicas nacido en Estados Unidos y
criado en Israel, y ha investigado sobre el tema de la Economía Conductual. Uno
de los conceptos desarrollados por Ariely es el de “Coherencia
Arbitraria”. La idea básica de este concepto es que aunque el precio que
se asigna a un producto sea totalmente arbitrario e injusto, una vez que lo hemos
fijado en nuestra mente, tenemos una tendencia a comparar el resto de los
precios con éste. Es decir, ese primer precio se convierte en un anclaje a
partir del cual valoraremos el resto de los productos. Esto determina la
estructuración de un patrón. Con esta ponderación medimos los demás productos.
Nos
atrevemos a proponer que el concepto de Coherencia
Arbitraria puede ser desarrollado a otros niveles. En este escrito creemos
que si los precios exhiben una tendencia, el patrón que se estructurará en la
mente de los consumidores en justamente esa tendencia (algo así como: “es que
sube de precio todos los días”). Justamente lo que pasó con el dólar paralelo,
el cual todos los días iba subiendo paulatinamente de valor y éste servía de
base (arbitraria) para fijar todos los demás precios de todos los productos.
Como los productos exhibían una tendencia a subir de precio más o menos
estructurada o más o menos definida, el consumidor asumió que esa tendencia
(subir de precios) era lo natural y lo estructuró como patrón. Por eso se creó
una “Coherencia Arbitraria” y el
consumidor asumió como natural la subida de los precios llegando incluso a
mostrar precios realmente exagerados y ridículos. Pero eso formó un patrón
cognitivo y la tendencia de los consumidores se basa en lo que tenga almacenado
cognitivamente como patrón. Por eso, vemos distorsiones graves como el sujeto
que compra el día de hoy algo pagando un precio exagerado y lo compra contento
y piensa: “menos mal que lo conseguí a ese precio, que aunque es alto, sé que
mañana va a costar el doble”. A mi manera de ver, la “Coherencia Arbitraria”
explica esta aberración en la conducta del consumidor. Y creo que los
laboratorios de guerra sucia ya se han paseado por este concepto para predecir
nuestra conducta ya que, en palabras de Ariely, los consumidores somos
“previsiblemente irracionales”. Así que creo que la conducta de hacer colas y
de pagar precios exorbitantes ya estaba predicha.
La
coherencia arbitraria se apoya sobre patrones rígidos de conducta. Debemos
aprender a ser flexibles y a no estructurar patrones de consumo que sean
fácilmente predecibles porque pueden ser usados en nuestra contra.
Otro
elemento que determina la aparición de las colas es lo que llama Ariely “El
gregarismo” que se refiere a repetir las conductas de los demás. Si queremos
que una conducta se instaure en la población solo tenemos que hacer que un
grupo de personas la repita. Las personas van a tener la tendencia a realizar
las conductas que hacen los demás. Así, si vemos a un grupo de personas
haciendo cola la tendencia general va a ser la de hacer cola con las demás
personas. No es infrecuente ver a un grupo de personas haciendo cola antes de
que abra un supermercado sin saber qué es lo que se venderá. Así, el gregarismo
es otra variable que legitima las conductas que soportan la guerra económica.
Un buen
análisis acerca de nuestras verdaderas necesidades romperá con el patrón del
gregarismo. Esto es, saber qué es lo que verdaderamente necesitamos les dará
menos oportunidades de manipulación a los responsables de la guerra económica.
Otro
concepto interesante que desarrolla Ariely, es que los seres humanos tenemos la
tendencia a sobrevalorar lo que tenemos. Así, si una persona tiene un determinado
vehículo que se valora en, por ejemplo, Bs. 100. La persona tendrá la tendencia
a creer que su vehículo vale más de Bs. 100 y con respecto a los demás
vehículos de la misma categoría, creerá que valen menos de esa suma. Esta
tendencia hace contacto con el dólar paralelo que nos dio a todos la falsa
ilusión de que tenemos una pequeña fortuna. Así una persona que tiene un
apartamento en una zona popular tendrá la tendencia a tasar su propiedad a ese dólar.
Esto le hará sentir que su propiedad se revalorizó, cuando en realidad esta
devaluando su moneda porque los demás también van a querer tasar su propiedad a
ese tipo de cambio. Así, vemos distorsiones como alguien que cree que su
apartamento en Caricuao vale 5 millones de bolívares porque una página anónima
que no respeta ninguna ley de la República ni de la economía le dijo que el
dólar valía Bs. 200.
COROLARIO
Por lo
anterior resulta fácil entrever que las conductas de hacer cola y las conductas
de compras compulsivas ya habían sido predichas. Por tanto podemos romper con
esos esquemas y para ello vemos que los conceptos derivados de la Economía
Conductual parecen explicar algunos comportamientos que aparecen como
consecuencia de la Guerra Económica. No pretendemos explicar todas las conductas
con este abordaje pero podemos dar cuenta de algunas de ellas y ofrecer a la
población algunas alternativas psicológicas para sobrellevar y entender la
guerra Económica.
Al mismo
tiempo recordamos que la tendencia general de la mente es a aferrase a las
cosas (apego), es a partir del apego que nos incomoda el desabastecimiento.
Tenemos que aprender a vivir sin apego, debemos desarrollar el desapego para
que no nos manipulen por esa vía. Remito al lector al primer artículo de esta
serie “Alternativas psicológicas para sobrellevar la Guerra económica”, en el
que se ofrecen herramientas para no caer en la manipulación conductual que aparece
a consecuencia de la Guerra Económica tales como las colas y las compras
compulsivas. El sustrato de todo esto es que tenemos una mente que trata de
apegarse a todo. Aprender a vivir con desapego es determinante en estos
tiempos difíciles. Debemos desarrollar entonces una especie de “Indiferencia
Ignaciana”. San Ignacio de Loyola propugnaba no caer en las redes de las cosas
mundanas sino dirigir todas nuestras energías al desarrollo espiritual, y para
ello la Indiferencia Ignaciana (no caer en el apego) es determinante.
Tenemos herramientas que nos facultan para salir con éxito de esta nueva
arremetida de la derecha, el desapego es una de ellas, aprendamos a vivir en
desapego.
27/01/2015
Lic. José Garcés
Psicólogo Clínico
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