ESCASEZ, CRISIS Y OPORTUNIDADES
La escasez de productos en
Venezuela no es algo gratuito, la selección de productos que desaparecen no
parece responder a un simple aumento de demanda, tampoco a una falta de entrega
de dólares, es curioso que desaparecen aquello productos de uso masivo y que
son propios de nuestras costumbres. Parece haber una selección estudiada, como
si el producto que no tenemos fuese el más deseado. ¿Cómo pasa esto?
Podríamos decir que se hacen
estudios de mercado y los de mayor aceptación se desvanecen, pero en realidad
no es así, estas faltas de productos son estudiadas desde la psicología social,
o desde la sociología, estudiada con mucha seriedad desde nuestra cultura, costumbres,
idiosincrasia, lo que sustenta esa forma de ser de los y las venezolanas, comienzan a desaparecer productos que generan
emociones, sensaciones y conductas predecibles, estimuladas y reforzadas con un
fin determinado.
Por ello ya veníamos advirtiendo
cómo desaparecen productos en algunos sectores pero no sus derivados y de cómo
no encontramos las materias primas para nuestro consumo pero no escasean en los
grandes negocios. Ejemplo de ello es el
azúcar faltó por meses pero no ningún dulce, tampoco cerró ninguna
pastelería, la harina de trigo tampoco
la conseguíamos pero ninguna panadería cerró sus puertas, ni dejó de vender
pan, muy por el contrario encontrábamos solo el producto más costoso no el
regulado. Es decir desaparecen los productos que la gran mayoría de los
habitantes de este país utilizamos, es decir harina para hacer arepas, café, el
queso criollo, mantequilla, lo que es nuestro, lo que hace que nos sintamos
venezolanos y venezolanas. Están desapareciendo productos relacionados con nuestra
identidad, nuestro reconocimiento, nuestra idiosincrasia.
La harina de maíz pre cocida
es parte de nuestra cultura, es el pan de los venezolanos, desapareció,
solo la regulada, sobre todo marcas
conocidas, pero la mezclada y más costosa es más fácil de conseguir, aparecen
sus modalidades, con arroz, más suave, con vitaminas, las especiales para
empanadas, o para frituras o de harina amarilla, o cualquier calificativo
engañoso que permite venderla más cara. Ocurrió igual con el café. El interés
es vender más caro, la ganancia excesiva, la usura, no el pueblo.
Por supuesto esto genera un
abanico de emociones, angustia, decepción, ansiedad, desesperación, rabia,
tristeza, hastío, cansancio, incertidumbre. El descontento siempre afectará al
gobierno y no a los empresarios. Los compradores van de un lado a otro buscando
los productos de interés y generando más colas. Pero no pueden desaparecer
todos los alimentos, eso sería demasiado, y además el gobierno se activa y
repone, compra a sus aliados internacionales, a los medianos y pequeños
productores.
Entonces comienza la
desaparición de productos de primera necesidad y de consumo masivo como el
papel sanitario, toallas sanitarias, servilletas, mismo rubro diferente necesidad.
Luego van apareciendo poco a poco, ¡no pueden desabastecer para siempre todos los
productos y al mismo tiempo!
Comienza la arremetida en otra
condición propia de nuestra cultura, aquello denominado de aseo e higiene
personal y del hogar, es decir a las venezolanas nos gusta estar arregladas,
bonitas, atractivas, olorosas a aromas ricos agradables, creemos que todo el
mundo es así, pero no, las venezolanas les gusta arreglarse, bañarse, mostrar
la limpieza y el arreglo personal, comparen
y verán de donde viene la fama de nuestras mujeres, no es por estereotipos de
belleza es por su condición natural y su cuidado personal, el hombre también, afeitado,
oloroso, limpio, entonces no hay jabón de bañarse, ni champú, acetona, cremas
hidratantes, de limpieza facial, no hay desodorantes, tampoco afeitadoras, ni
cremas de afeitar:
En cuanto al hogar
desaparecieron desinfectantes de olor, cloro, y demás productos para limpiar,
el jabón de lavar ropa…es decir afectada la personalidad de los hombres,
mujeres y del hogar, representaciones sociales claramente identificadas como
importantes para nuestra población, necesidad que refuerza quienes somos, qué
nos gusta y qué nos importa.
Estas desapariciones no son
nuevas , solo que han sido sistemáticamente más frecuentes y prolongadas, unidas
a la guerra de rumores, aumento del poder adquisitivo que permite su acceso,
disminución de cajeras que hace mayores colas y la sensación de caos y de
ingobernabilidad. Los productos aparecen a cuenta gotas y se activan las
comunicaciones y redes y de inmediato se acaban, trayendo además la molestia de
las colas y de la frustración de no llegar a tiempo. El que los produce sigue
ganando. Coloca menos pero con venta absoluta en tamaños familiares y precios
aumentados.
Las noticias mediática y
eficazmente manejadas y esta realidad galopante hacen ver la realidad como caótica y sentimos la crisis cada vez que
salimos a comprar algo que no se consigue o que se logra encontrar tras largas
excursiones de comercio en comercio, o a costos francamente especulativos. Esto
también responde a la representación social de paz, libertad, y calidad de
vida, que se relacionan con la libertad individual y la compra - venta como la
máxima felicidad, imaginario construido desde el capital y sus aparatos
ideológicos, al punto que los opositores al gobierno comentan cuando no
consiguen un producto “pero tenemos patria”! Anclados en valores individuales,
superficiales y banales con una asquerosa certeza que la patria se relaciona
con la manera en que compras lo que nos venden desde afuera, con la más
absoluta ignorancia sobre lo que significa la independencia, la soberanía y la
más descarada descalificación de su propia historia e identidad nacional.
La crisis puede verse como el
fin o como la gran oportunidad, el
comandante Chávez lo sabía y cada vez que lo golpeaban salía fortalecido, así
mismo deberíamos hacerlo hoy. En este país de olores y sabores extraordinarios,
llenos de una flora hermosa y abundante, de frutas exóticas con las más variadas y efectivas propiedades,
con profesionales, creadores populares y con todas las posibilidades reales de
crear deberíamos iniciar industrias en esos rubros que escasean actualmente, ¿no
hay en Venezuela cremas humectantes para las mujeres, jabones, cremas de
afeitar, cosméticos? Cultivamos la sábila usada en las grandes trasnacionales
de la belleza y no producimos productos de belleza nuestros? Tenemos frutas
propias el coco, lechosa, limón, piña, lima, durazno, mango, guanábana,
ciruelas, guayaba, hierbas aromáticas como el romero, yerba buena, menta,
tomillo, especies, como el anís, canela,
clavo de olor, pimienta guayabita,
árboles como el pino, el eucaliptus, arbustos como el jazmín, sin contar con
las flores y sus aromas extraordinarios todos con propiedades envidiables para hacer
desinfectantes, cremas, jabones, champús, aromatizadores, perfumes, ¿dónde
están los venezolanos y venezolanas creativos, ingeniosos, emprendedores,
dispuestos a hacer?… es la oportunidad para independizarnos de las grandes
transaccionales, de hacer lo nuestro con calidad de exportación, accesibles a
todos, que no se paren o saboteen por intereses políticos, que quieran impulsar
el buen vivir en colectivo, no para hacerse ricos sino para conseguir la
soberanía y vivir de nuestro trabajo, mostrando lo que podemos hacer, en esta
tierra de gracia, de libertadores, luchadores y luchadoras todo es posible, vista larga y paso corto pero el momento es
ahora.
Inventamos o Erramos, estoy
segura que venceremos.
Ms Ovilia Suárez
Psicóloga del Desarrollo Humano
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