¿POLARIZACIÓN O JUSTIFICACIÓN DE UNA GUERRA CIVIL?
Desde hace más de una década comenzamos a
escuchar de la polarización de una forma cotidiana que además justifica las
confrontaciones políticas que hemos vivido en la revolución bolivariana. Esta
“polarización” la colocan como culpa de
Chávez y como algo nuevo, como la que
origina la confrontación permanente que da origen a la fractura de la sociedad,
de la comunidad, de la familia. Revisemos estos conceptos que a mi juicio son
encubridores de otro objetivo. Cuando hablamos de polarización nos referimos,
desde la política, a la opinión que se tenga sobre una figura política y que
puede ubicarse en polos de orientación, uno de aceptación y otro de rechazo. La
opinión pública, la opinión ciudadana se divide entonces en estos dos polos. En
nuestro país seria a favor del chavismo y en contra. Ahora bien, ¿esas
preferencias políticas justifican lo que estamos viviendo actualmente? ¿Esa es
la razón por la cual a una persona del chavismo se le agreda y se le amenace de
muerte? ¿Esa es la razón por la que a una persona de la MUD sea despreciada per
sé? ¿Esas es la causa real? Para mí no lo es.
La polarización social es llamada desde el marxismo lucha
de clases, consiste en la teoría que explica la existencia de conflictos
sociales como resultado de un problema central o el antagonismo propio entre
los diversos intereses de las clases sociales.
La lucha de clases no es nueva y su
desarrollo histórico y dialéctico es explicado por los marxistas en diferentes
contextos. Lo que vemos actualmente en Venezuela es la clara convicción de realidades diversas,
lo cual tampoco es nuevo, es decir, por pensar justamente diferente y concebir al
mundo desde perspectivas sociales distintas es que se toma una posición
política y no al revés. Los excluidos, explotados, discriminados
históricamente creen en un mundo diferente, un mundo de derechos, de igualdad,
de justicia social y por eso están al lado de Chávez y del chavismo. Los que
creen en un mundo de ciudadanos de diferentes categorías, de ganadores y
perdedores en un mundo de competencias, por demás desiguales, se ubican dentro
de los explotadores, de los dueños de los modos de producción y de los
distribuidores de riquezas del capital y por ello están en contra de la
revolución bolivariana que apuesta a otro mundo posible, el del socialismo .El
propio Marx sugirió la existencia de múltiples realidades sociales, cada una de
ellas dotadas de una estructura diferente y localizada en mundos distintos, los
estudiosos se dedicaron a descubrir el
funcionamiento de estos modos de producción tras sus telones ideológicos.
Podemos considerar la polarización, entonces,
como una división social.
La diferencia de las formas de
vida entre las clases sociales es conocida, si actualmente analizamos qué
sucede en nuestro país, encontramos, que las clases populares tienen cada vez
más acceso a servicios, bienes y mejoras cualitativas, es decir, la inclusión
social en los rubros de alimentación, vivienda, educación, salud, servicios es creciente y evidente, no se puede ocultar, aunado
además al aumento de ciudadanos con mayor conciencia política y social. Los
sectores contrarios al gobierno niegan esta realidad, la invisibilizan y más
aun, no creen en ella, a tal punto que
pareciera es un invento de los chavistas. En el mejor de los casos lo
descalifican argumentando mala calidad y sus implicaciones negativas (mala
educación, comida dañada, malos médicos, casas construidas con materiales
inseguros..) Si evaluamos el tipo de vida de la población en general nos
encontramos con mejoras en todos los sectores, nadie se ha empobrecido en
nuestro país, al contrario, los mismos dueños de los medios de producción, pese
a los intentos de controlar precios, explotación y plusvalía siguen siendo
ricos y con posibilidades de serlo. Si comparamos estratos sociales semejantes, observándolos
a lo largo de la vida, nos encontramos
las mejoras sustanciales en los años de la revolución bolivariana. Si los
comparamos entre diferentes estratos podemos ver en algunas áreas cómo la
diferencia se mantiene igual o incluso ha aumentado y en otras hay más
semejanzas. Lo cual homologa o acerca las brechas entre clases, podríamos decir
que la polarización social comienza a
reducirse en algunas áreas de importancia.
La forma en que se concibe el
mundo (ideología en términos no marxistas) sí es antagónica y es por ello que la
población se identifica con los actores
políticos actuales, como polos contrarios. La clase media ha despreciado históricamente
a las clases populares, llena de representaciones sociales negativas, no soporta
que tengan beneficios o bienes como los de ellos, en muchas zonas urbanas
actualmente se convierten en vecinos, gracias a la Gran Misión Vivienda
Venezuela. Comen más y mejores productos alimenticios y eso genera más compras
que se traducen en mayor posibilidad de escasez, el aumento de vehículos (mas
posibilidad de adquirirlos) se interpreta como mayores problemas de tránsito. Parece
que los derechos de los pobres son vistos como perjuicios contra sus
privilegios. Las líneas “naturales” de las divisiones sociales se convierten en
barricadas.
¿Protestas o promoción de enfrentamiento social?
Las protestas actuales en presencia de la continuada guerra
psicológica (ver artículos de este mismo blog al respecto) pretenden
intensificar la incertidumbre, la percepción de desgobierno, es la evidencia de
la desesperación que la realidad actual no cambiará y que este pueblo se dirige
inexorablemente hacia el socialismo.
Sus objetivos, uno solo
confrontarnos y fracturar la sociedad venezolana, dispersar los planes del
gobierno y destruir los logros de la revolución, las estrategias son socavar la
moral mediante la estrategia del terror a la población, crear confusiones y
dudas acerca de la realidad en la cual se vive, dudas sobre el
futuro, sobre cuáles deben ser
las acciones a tomar, la generación de noticias contradictorias, mostrando
imágenes trucadas, hace que la estructura cognitiva de lo que vivimos sea imprecisa,
la estructura cotidiana se ve afectada por las guarimbas, generando aun mayor
ambigüedad. La dificultad para tomar una postura crítica es cada vez más
compleja, nadie en su sano juicio apoyaría los horrendas acciones terroristas,
fascistas que han ocurrido, nadie estaría de acuerdo, por lo menos
abiertamente, en agredir a niños que montan inocentemente bicicletas con
alambres de púas, ni guayas para degollar, ni ataques o muerte a animales para agredir a seres
humanos, ni agresiones a personas de la tercera edad, ni la tala de cientos de árboles, ni disparos certeros por parte de
francotiradores.
Sin embargo, para la oposición esas
acciones son mostradas como la única salida de un gobierno que no apoyan, así
es que si no comparten esas acciones tampoco harán nada para impedirlas, al
contrario, les llevan agua, café, comidita, y les dan basura, artefactos y
objetos usados para tapar las vías públicas.
Si los disturbios no cesan, o se
intensifican, podría llegar un momento
en que la gente deje de poder adaptarse de forma positiva, las personas podrían
reaccionar a la tensión de un modo que degrade su vida. Vemos actualmente cómo
se niega la realidad, la existencia de
las acciones violentas, y se comienza a creer en fantasías cada vez más infantiles que le
permiten seguir adelante y justificar acciones ilógicas a injustificables. Comienza
también a creer y promover una sociedad fragmentada en pedacitos de iguales,
solo de la oposición, por ejemplo, o el país fragmentado en grupos regionales (la media
luna)
En este momento mostrar que es el
mismo grupo de iguales pero con distintas posturas políticas es una manera de
promover una guerra civil, una acción que permita la fragmentación, una acción
de autodestrucción y los verdaderos promotores no aparecen mostrando “una
confrontación natural”, cuyo desenlace también sería “normal”. No es cierta, la
polarización social y en consecuencia la política ha existido siempre y con
ella hemos vivido cinco siglos, las diferencias humanas no son tan reales ni
tan naturales, las salidas violentas sólo son de un grupo pequeño que trata de
magnificarlas y de creer que son aceptadas, o estamos frente a delirios
masivos, frente a psicosis generalizadas, o alienaciones claras o jugando un
juego que desconocemos reglas ni quiénes serán los ganadores y perdedores y
porqué. Los venezolanos y venezolanas no somos así, somos alegres, risueños,
buscamos soluciones y con un espíritu sano, somos amorosos, solidarios, amamos
a nuestros próceres, a nuestra historia.
Ganaremos todos y todas cuando el poder
del amor supere al deseo del Poder. Tenemos una Constitución aprobada por la
mayoría de la población, en elecciones, ahí están los mecanismos para actuar,
el saboteo al gobierno nos perjudica a todos. Trabajo y más trabajo es la
consigna.
Ms Ovilia Suárez
Psicología del Desarrollo Humano
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