PROPUESTA PARA CONVERSACIONES CON LOS OPOSITORES MÁS CERCANOS
Las situaciones desencadenadas por los llamados irresponsables a la calle que ha hecho la dirigencia política opositora, han generado una vez más severas fracturas en la convivencia, particularmente entre amistades, familiares, profesores, compañeros de trabajo y estudio. Ser el chavista más cercano de un entorno opositor, es una responsabilidad y un compromiso con la convivencia. Es vital repotenciar nuestra capacidad de amar y vincularnos afectivamente con los demás, porque eso es intrínseco a la posición socialista y chavista. Se trata de un arte cotidiano a cultivar en favor de la paz y la vida ¿Cómo asumirlo?
Para no realizar
aseveraciones que por ahora, no se encuentran sustentadas en investigaciones,
utilizaremos dos escenas hipotéticas. Usted juzgará su parecido con la vida
cotidiana. Acordemos para ello dos protagonistas. Sin ánimos de generalizar
características se quiere visibilizar situaciones críticas de la convivencia entre
opositores y sus chavistas más cercanos 1
Escena 1. Es una reunión familiar, el chavista más cercano decide ir aunque
presiente una especie de cayapa política por los últimos acontecimientos en el
país. Su familiar opositor se le acerca y pregunta ¿Cómo es posible que ocurran
casos de maltrato físico a manifestantes? El chavista escucha y le dice que no
está de acuerdo con el abuso de poder por parte de los cuerpos de seguridad,
pero también expone su visión comentando que le parece positiva la Conferencia por la Paz y la Vida y que lamenta mucho la
ausencia de la MUD. El
opositor pasa a justificar esa ausencia de diferentes maneras. El chavista pregunta
por qué el opositor defiende a los políticos de la MUD sin permitir que se les
critique. Y cae un torrencial aguacero de temas: inseguridad, corrupción, necesidad
de un cambio en el país… El chavista
insiste: no apoya ni a criminales, ni a corruptos, ni la violación de derechos
humanos y que los cambios en este país son electorales. Añade que le parece positivo
el Gobierno admita planteamientos de la oposición, y procese jurídicamente a
cualquier funcionario que haya usado de forma excesiva el poder físico para
reprimir comportamientos inconstitucionales. Remata diciendo que ojalá eso se
hubiese hecho con el Caracazo. Su familiar opositor, sin preguntar ni hacer
comentarios sobre estos temas, expresa con mucha molestia las cosas que siente
no ha podido hacer por culpa de Maduro, otrora por Chávez.
Escena 2. El chavista
llega contento a casa de su opositor más cercano, con 10 discos que compró en la Feria Nacional del Disco. Comenta
fue al Paseo del Buen Vivir y compró dos libros en la Feria Internacional
del Libro. Le muestra la programación cultural de PDVSA La Estancia. El opositor
expresa con desdén que él no va a cosas chavistas. Ignorando el desaire el
chavista le muestra el último celular que compró, un Vergatario 8Mpx, súper
inteligente, a Bs. 2500 y con tono soberbio el opositor sentencia que no compra
cosas chavistas.
Escenas como las
comentadas están cargadas de un malestar particular, expresado en el tono de
voz, la gestualidad y la incapacidad de reconocer al otro. Son situaciones en
las que los argumentos, las maneras y los gestos de la persona chavista atizan algo
en la subjetividad del opositor que desencadena
un malestar desproporcionado. Criticar las acciones y desaciertos sería
distinto, más sosegado, con mayores niveles de racionalidad. Por el contrario, estas
conversaciones parecen la mezcla de un DJ que va cortando y pegando temas, sin
importar la secuencia. No hay implicación de la persona consigo misma, se
señala directamente al Gobierno como culpable de TODO, impera la negación de
los aciertos y la autoexclusión de eventos y beneficios promovidos por el
Gobierno. ¿Puede la posición política ser fuente de creación e innovación e
incluso de alegría para los chavistas y para el opositor representar una
posición sufriente, cargada de malestares muy particulares? ¿Qué ocurre con
alguien que se molesta tanto, que no puede escuchar al otro y no acepta a quien
piensa distinto?
En situaciones
como las comentadas los opositores colocan fuera de sí las motivaciones y
razones que le impiden lograr sus deseos, estableciendo una relación estricta y
radicalmente causal entre su malestar y la existencia del chavismo. Destaca la
ausencia de autocrítica y crítica a sus líderes. Otro aspecto es que son
personas que suelen hablar más de política que de su vida personal. Al parecer,
la política funge como una especie de máquina fabricadora de justificaciones donde
todo lo que le ocurre al opositor es culpa de un Otro, encarnado en Nicolás
Maduro, en Chávez o en el Gobierno.
Para escenas de
este tipo debemos ensayar el desenlace necesario, el que ayude a la sana
convivencia entre chavistas y opositores. Esto implica identificar el momento
límite, cuando la ira y el aguacero de temas impregnan la conversación. Llegado
ese punto, ya no estamos ante una discusión política. Continuar argumentando
políticamente desde la posición chavista sólo aumentará la rabia del opositor.
El chavista más
cercano puede desengancharse de sus argumentos y explicaciones para realizar preguntas.
Algunas útiles en casos parecidos: ¿Por qué te molesta tanto que yo piense
distinto, que hable del patrullaje inteligente, las canaimitas, las regalías por
petróleo que recibimos gracias al Gobierno de Chávez, el aumento en la estatura
de nuestros niños, la existencia del Centro Nacional del Disco para los
cantautores venezolanos, la
Villa del Cine, los satélites…? ¿Por qué no puedes aceptar
que el Gobierno Bolivariano ha hecho cosas buenas? ¿Por qué el chavismo te da
tanta rabia? ¿Por qué me hablas tanto de política y no de tu vida personal?
Estas preguntas
y sus posibles respuestas no procuran convencer al opositor para que sea
chavista, ni viceversa. Lo que se quiere es pausar la escalada del malestar,
visibilizarlo y detenernos, con la intención de salvar la conversación y sobre
todo, ayudar a preservar los vínculos familiares y de amistad. Pero esto sólo
es posible si existe voluntad y si el afecto se antepone a la política. Sin estas
condiciones, limítese a evitar ser el blanco del malestar subjetivo de su
opositor más cercano. Proponga cambiar la conversación antes de convertirla en
una competencia de DJ’S que saltan vertiginosamente entre temas revolucionarios
y oposicionistas, haciendo una mala composición. Por sobre todas las cosas no
dé por sentado que el otro está hablando desde el mismo lugar que usted. Antes
de avanzar en cualquier conversación identifique si es el malestar subjetivo o
el político el que está comandando la voz de la persona, sus gestos y su
corporalidad. No coloquemos nuestra posición política al servicio del malestar
subjetivo del otro, porque la subjetividad corresponde a la reflexión y
análisis personal de cada quien y no a discusiones políticas. Sin caer en
tentaciones construyamos convivencia.
Irene
Faría – Psicóloga Social
1 La idea de “chavista más cercano” fue tomada del
Artículo El Derecho inalienable de “mis dólares” elaborado por Clodovaldo
Hernández, publicado el 29/01/2014 en http://panorama.com.ve/portal/app/push/noticia97053.php
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