DESABASTECIMIENTO: ANSIEDAD Y REALIDAD



Estaba en un automercado haciendo cola para pagar. Y conversando con la gente que estaba delante de mí, tres mujeres, salió el tema del desabastecimiento, o más bien, el tema de las compras nerviosas. Una de ellas contaba que tenía una vecina que se ponía como ansiosa porque no había harina de maíz, ni papel tualé, ni aceite. Una vez ella necesitaba un paquete de harina y su vecina se lo prestó, bajaron al maletero del edificio y ella vio con asombro que su vecina tenia almacenada harina de maíz, aceite, papel tualé, “tú sabes, por si acaso”. La señora justificaba a su vecina: “es que se pone muy ansiosa, como nerviosa y entonces sale a comprar”. Pero también afirmaba que aquello se le podía echar a perder almacenado allí. “Si yo tuviera plata, haría lo mismo”, dijo la señora que estaba detrás de mí. Entonces yo les dije que era cierto que uno podía sentirse ansioso al ver a otras personas comprar grandes cantidades de productos que no se conseguían a diario en los estantes, pero que cuando eso me pasaba y veía los carritos llenos de 6 botellas de aceite, 4 kilos de harina de maíz, 4 kilos de arroz, 8 litros de leche (como ese día),  me detenía  a pensar un poco y a hacer un examen de la realidad.  

En psicología hay una estrategia para que los niños que son muy impulsivos, aprendan a controlar sus acciones y emociones. Se llama “Párate, piensa y usa un plan”. Sin mencionarles esta estrategia, les decía a las señoras que, cuando veía los carritos así de llenos, en mi interior pensaba: “Ajá, párate ahí y piensa: ¿realmente necesitas llevarte toda esa cantidad de harina, arroz, aceite y leche?” Y rápidamente hacía una revisión mental de lo que tenía en la casa y me daba cuenta que tenía harina, arroz, aceite y leche para lo que realmente necesito.

El examen de la realidad continuaba con otra pregunta interior: “¿En verdad debemos estar prevenidos y comprar, por si acaso llegan a faltar esas cosas?” “¿Realmente ha habido algún día o varios días en que me haya quedado sin arroz, ni aceite, ni harina de maíz, ni leche, ni papel tualé?” La respuesta es inmediata: No.

Pero además, en esas colas para pagar es interesante observar el comportamiento de las personas. Por ejemplo, otro día que había harina de maíz y margarina en grandes cantidades pude observar a una señora que tenía 8 kilos de harina en el carrito (y permitían llevar solo 4) pero alguien la llamó y ella le llevó 4 kilos para que los comprara y después pagó los 4 que le quedaban en el carrito, es decir, se llevó los 8 kilos. Por más justificaciones que haya de que tengo una familia grande, que todos los días se hacen en mi casa 10 arepas o más, lo que estaba pasando allí era claro: la señora estaba organizada con otras personas para comprar más harina de la que ese día podía llevar. Y entonces me acordé de mi hermana, que contaba que en Barquisimeto los buhoneros están organizados como en especie de redes, para comprar dichos productos varias veces y después venderlos en la calle mucho más  caro de lo que cuestan: un paquete de cuatro rollos de papel tualé en 30 bolívares.  

Es necesario reflexionar críticamente sobre las causas del desabastecimiento, o mejor dicho, de las compras nerviosas. Tal como lo afirmó el Canciller Elías Jaua en junio pasado, el desabastecimiento de algunos productos básicos es una cuestión coyuntural, no estructural, producto de la expectativa que se crearon los actores económicos con el fallecimiento del Presidente Chávez, frenando así las inversiones. El Gobierno ha reconocido fallas en la producción de algunos rubros pero también ha tomado medidas para garantizar nuestra seguridad alimentaria.  El que nuestro país tenga un Ministerio de Alimentación, tal como lo dijo un representante de la FAO, demuestra que el Gobierno ha tomado como opción política el que el Estado garantice la alimentación de la población.

No se trata de una crisis de abastecimiento, pero así lo hacen ver los medios de comunicación, sobre todo aquellos que están en línea con los sectores de oposición al Gobierno. Y sobre esto hay que reflexionar también, hay que hacer una lectura crítica de lo que aparece en los medios de comunicación y no solamente aceptar que lo que ellos dicen es la realidad. Una cosa muy distinta es informar sobre un problema específico y coyuntural de abastecimiento y otra es hacerlo ver como una crisis que atraviesa el país. Por ello, hay que observar muy bien quiénes son los que repetidas veces aparecen en los medios de comunicación hablando sobre este tema, cuáles son sus intereses políticos, a qué sectores sociales y económicos pertenecen o representan.

Comprar más de lo que se necesita es hacerle el juego a un sector político que está en contra del Gobierno y a aquellos que se aprovechan de la situación para especular en beneficio propio.

No hay que dejar que los razonamientos supuestamente “lógicos” de unos pocos controlen nuestras emociones y nuestra percepción de lo que verdaderamente sucede. Hacer el examen de la realidad es útil para tranquilizarnos, cambiar nuestra percepción y detener la ansiedad. Entonces viene la segunda parte de la estrategia que ya mencioné: usar un plan y el mejor plan es poner en el carrito lo que realmente necesito, pagar y darme cuenta que mi presupuesto no se desequilibró. Ni yo tampoco.

Berta Barrios
Psicóloga Educativa
15 de agosto de 2013



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